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En recuerdo de Phillip,
mi padre, y mi madre, Aurora.
Por siempre, en mi corazón vivirás: Khala.

El páramo siempre fue su hogar;
Tranquilo,acogedor y arduo  tra-
bajo, eso era vivir ahí.

Rodeados de  diminutas hadas 
coloridas y adefesios duendes   
gruñones.


Aunque  en  realidad el  número 
de   criaturas   mágicas  era  muy
extenso,   todas  y    todos  convi-
vían   y  a  veces   resultaba estre-
sante   ser    el   responsable    de 
mantener   la   paz    entre    ellos.

Por   supuesto,  Jeon  Jungkook,
un   hado y   brujo  con   poderes

que  crecían  con    el  paso    del 
Tiempo.

Al ser  poseedor  de grandes po-
deres,   era  responsable  del cui-
dado   de   la  entrada al páramo
para    que  todos    estuvieran  a 
salvo.

Los  humanos  eran tercos y ne-
cios.  Él no  solía  estar solo, sin
embargo,  su  hermana,  Aurora
había   dejado  todo, renuncian-
do  a sus poderosas alas y al pá-
ramo,   todo  por  el hijo   en   su 
vientre   y  aquél     singular    hu-
mano  de  quien   se  había  ena-
morado.

A  los  dos  días  de  la huida de 
su  hermana  con  su  enamora-
do,    Parriel;   Un   hombre  que
se   encadenó  a  los  hermanos 
cuando     estos      lo    salvaron, 
siendo  así  un fiel hombre con  
poderes    de     transformación,
le   dio  la  trágica   noticia   que 
había    muerto     su   hermana  
junto  con   el   humano  en una
selva.

Todo había sido culpa del Rey y
su  negación  a   la  relación que
su   hijo    Phillip,   el     príncipe,
mantenía con una “salvaje y per-
versa  mujer”, según él.

No lo dejaría pasar. Desde aquel
acontecimiento  odió  aún  más
a  los humanos,  pero no  podía
violar  la   ley de paz que mante-
nía con el pueblo  de Argat y sus 
  reyes.

Debía mantener a salvo a los suyos.

Pero, por  su  puesto, Maléfico
el Hado Oscuro, o brujo. Todos
aquellos   ápodos  eran bien re-
cibidos  entre    la   comunidad 
mágica.

Al dejar  de ser aquel joven hom-
bre  dulce   y   amable,   pasó a no 
sentir  compasión   ante    el  sufri-
miento ajeno, no le importaba en
absoluto, su preocupación recaía
en mantener a los suyos  a  salvo
y   destrozar    a    los     humanos. 

Deleitarse  con  ello.

...

Desde lo alto de una piedra, vio a lo lejos, un cuervo negro como la noche aproximándose a él, sus aleteos eran fuertes. De la mano del Hado oscuro salió una pequeña llama verde y al piso fue a dar un hombre apenas transformándose.

Su pico se encogió hasta coger la forma de una boca humana, su nariz era aguileña, cabellera negra y ojos marrones; sus alas se agrandaron, los huesos le tronaron saliendo sus manos y piernas asimismo formandose sus dedos, uñas, mugre y todo.

MALÉFICO: DUEÑO DEL MAL |KOOKMIN| 1960Donde viven las historias. Descúbrelo ahora