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La carroza en la que Jimin era transportado iba saliendo desde el páramo en dirección al pueblo de Argat, la primera parada de Ara y Lee era en el pueblo; una carroza más veloz era lo que planeaban robar.

A mitad del trayecto, Jimin despertó, apenas si podía abrir lo ojos pero empezó a ver con claridad, su alrededor era diferente y los saltos que iba dando le regresan a mirar dónde se encontraba.

La carroza estaciona en medio de un callejón y de inmediato Jimin finge estar dormido, siente las sobras de aquellos dos, lo están mirando, están esperando a que él abra un ojo para darle un golpe y que siga durmiendo, pero no les dará esa satisfacción.

Entonces las sobras se alejan y poco a poco va abriendo los ojos, los rayos del sol iluminan su rostro.

Se levanta y sale de la carroza, pero sus manos se quedan a mitad de camino porque están atadas con un mecate que pasa por la cabina y está atada a un caballo.

Mira hacia atrás, no hay nadie, se sube a la carroza, se mete a la cabina y como puede se acomoda para salir nuevamente, estaba siguiendo el camino del mecate.

Llega a los caballos y busca a cual está atado.

—No se darán cuenta —escuchó una voz femenina acercarse

Con más prisa jaló el mecate y desesperado empezó a desatar el nudo

—Entonces tú ve y yo te aviso si alguien viene —dijo un hombre

Los dedos de jimin sangraban por la desesperación de desatarse no importado que se lastimara.

Cuando por fin logró librarse corrió en dirección opuesta a la que se encontraban los caballos, no sabía en dónde estaba o para donde ir, pero no importando y sin mirar atrás, corrió.

En aquel lugar habían muchos pasillos entre cada casa, así que trató de perderse en aquel laberinto.

—Una monedita para éste humilde humano — Jimin vio a un hombre tirado en el suelo con la mano estirada.

Entro en aquel callejón, hasta el momento era la única persona que había visto, al parecer era un pueblo fantasma

—Disculpa, ¿aquí dónde es? —le preguntó al vagabundo

—Te lo diré si me das una moneda —le respondió

—¿Qué es una moneda? —contestó, Jimin

—Largo de aquí chico, espantas a mis clien....¿Jimin? —preguntó atónito.

Jimin también lo miró a detalle, frunciendo el ceño, contesto

—¿Parriel?

—¡JIMIN! —Parriel se le fue en un abrazo

—¡Parriel! —lo abrazó de igual.

—¡JIMIN!, espera, qué no Ancestral te había secuestrado

—Se supone que en este momento estoy secuestrado, así que deberíamos correr antes de que...

“MALDITA SEA, DÓNDE CARAJOS SE FUE”
Se le escuchó gritar a una mujer

—Corre —Dijo Parriel —¡Diablos, corre!

Parriel tomó de la mano a Jimin y juntos corrieron por las calles solitarias del pueblo de Argat.

Aún no los encontraban, pero entre cada callejón que recorrían tenían el presentimiento de que en algún momento chocarían.

Y así fue, Parriel se llevó de frente a un hombre, Jimin lo ayudo a pararse para correr, pero entonces se dió cuenta que no era su captor y había mucha gente allí reunida en las orillas de la calle esperando a que algo tan importante pasara enmedio de la carretera.

MALÉFICO: DUEÑO DEL MAL |KOOKMIN| 1960Donde viven las historias. Descúbrelo ahora