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En la madrugada del siguiente día, Jungkook despertó del pequeño desmayo que sufrió a mitad de la cirugía.

Abrió los ojos y le pegó un mareo. Intentó sobar su cabeza, pero su brazo dolió aún más.

—hey, tranquilo, no hagas movimiento de nada —Jungkook escuchó a su costado la voz melodiosa de un ser tan divino como lo es Jimin.

—¿Qué... qué haces aquí? —Jimin se acercó a él ignorando su pregunta.
Lo ayudo a recostarse y lo tapó con una manta, reviso las botellas de medicina y empezó a buscar para el dolor.

—¿Pasaste aquí la noche? —preguntó el hado.

—Debes tener hambre, cierto, iré por algo

—¡Agh! —soltó un quejido que hizo a Jimin regresar y checarlo, le estaba regresando la fiebre.

—¡Voy por agua para que tomes la medicina, espera, ya regreso!

—No, Jimin...

El rubio bajó por unas escaleras de tierra y fue por una jarra que algunos seres mágicos dejaron, aparte de comida y flores para el protector.

Regresó a toda velocidad y sirvió en un vaso agua y con una cuchara vertió un viscoso medicamento.

—¿Pasaste aquí la noche? —inisistió Jungkook

Jimin le tendió la cuchara en la boca y el hado lo recibió.
—Sí —contestó dudoso mientras el hado hacía caras de asco
—Sí, aquí pasé la noche, pero...

Le tendió el vaso de agua y con desesperación el hado se tomó cada trago con dolor a causa de su herida.

—Pero con la condición que no hablara con usted —comentó Jimin —la guerrera Soju me advirtió que usted sería tan caballeroso de seguirme la conversación que solo haría que se debilitara y no quiero eso, nadie quiere eso.

Jungkook sonrió de lado
—¿No quieres debilitarme platicando?, ¿cuánta saliba puedo gastar?

Jimin se acercó al hado para recibir el vaso de agua y dejarlo en una mesa de madera.

—No quiera verme la cara de tonto —Dijo Jimin al no ser obedecido por el hado
—Siga hablando, no le contestaré, recuerde que lo prometí

Jungkook sonrió, mientras Jimin limpiaba el vaso

—No me hablarás, cierto —preguntó el hado al recibir la espalda del rubio como seña de ignorarlo
—Sabes, me estás tapando la vista del hermoso amanecer —Exclamó el hado
—aunque tu espalda, ahora que la veo bien, le quedarían bien unas alitas, claro que pequeñas y azules, no, que tal rojas y con cuernos salidos y que de noche brille...

Jimin se reía mientras le daba la espalda al hado, pero también tenía considerado irse tan pronto como el hado fuera terco en querer descansar
Así que, dejó el vaso y caminó hacia la salida.

—¡No! —gritó el hado —¡No, lindo, no, no te vayas!
Se aclaró la garganta y dijo —Espera, Jimin.

Jimin se quedó parado de espalda en la entrada
—Disculpa mi insistencia. Quédate, prometo portarme bien

Jimin se acercó lentamente y jaló a su costado una silla tan carcomida por las polillas que temía caer.

—Me quedaré, pero no para platicar, la guerrera Soju...

—Lo sé, te hizo prometer no hablarme, ya me lo dijiste

—Que bien que lo recuerde —Dijo Jimin —Bien, ahora duerma —ordenó

MALÉFICO: DUEÑO DEL MAL |KOOKMIN| 1960Donde viven las historias. Descúbrelo ahora