Capítulo 34

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Albert

— ¡Demian, corre! —Demian al llegar hacia donde me encuentro y ver a su hermana así, le falta el aire

—Llegamos tarde... llegamos tarde

— ¡Cállate y ayúdame! —Demian rompe parte de su playera y las hace vendas para cubrir las heridas de su hermana, se lastimó mucho al caer, yo me quito la mía y le hago un torniquete con esta en la pierna, está perdiendo mucha sangre, la cargo en mis brazos y corro con ella al auto.

Al llegar al hospital la entran a cirugía para atender sus heridas y examinar que ningún órgano vital haya sido dañado por el disparo

—Albert, llegamos tarde... —Demian se pasa las manos por el cabello

—No

— ¡Sí!, si hubiéramos llegado antes no estaría como esta, puede morir... —Lo agarró del cuello furioso

— ¡Cállate!, no morirá, tu hermana es fuerte, siempre lo ha sido, cuando tu padre murió ella estuvo a cargo de todo y no se rindió, cuando él falleció ella se hizo cargo de inmediato de su trabajo, no tuvo tiempo de llorarlo como es debido, sabia el peso de la responsabilidad que cargaba junto conmigo, ambos estuvimos a cargo de la organización, vi su fuerza ante lo que pasaba a su alrededor, pero también descubrí su debilidad, porque solo en la soledad de nuestra habitación y en mis brazos dejaba que las lágrimas retenidas por la tristeza cayeran, pero nunca se rindió, siguió adelante, sé que podrá salir de esto —lo suelto y me separo de él antes que yo me rompa por esta situación, ella es fuerte, sé que lo es, joder tiene que salir de esta

***

Entro en la habitación donde por fin puedo estar con ella, después de la operación la tuvieron en cuidados intensivos toda la noche, en la mañana el doctor que la atendió nos dijo que la bala penetro su costado pero que no había dañado ningún órgano importante, la otra bala solo rozo su pierna, la cocieron y vendaron, pedí que la trasladaran a un cuarto individual donde puedo acompañarla hasta que despierte.

—Gabriela, hasta donde hemos llegado por no hablar —la contemplo, esta pálida por la sangre que perdió, su rostro no muestra tranquilidad, algo la preocupa y no sé qué es, o tal vez si, ¿estará preocupada porque la encontré?, gracias al celular de Zac Scott donde mostraba la ubicación del collar es cómo pude encontrarla, me impresiono ver que era la misma cabaña donde habíamos estado hace apenas unos días, cuando empezó el tiroteo me aterre por si ella estaba dentro y mi corazón se detuvo al ver explotar la cabaña, pero volvió a latir cuando vi que estaba fuera, pero de nuevo se detuvo al verla correr hacia una dirección desconocida y ser herida de bala, me enfrente a quienes eran mis hombres para llegar a ella, no puedo creer que la encontraran y de paso la quisieran asesinar, mi cabeza está hecha un lió ahora mismo, tanto así que es Demian el que se encarga de todo mientras yo estoy cuidando de su hermana.

Sé que esto en parte es mi culpa, si tan solo le hubiera explicado lo que paso con Susana, ella no estaría aquí herida, pero no pude, no tuve el valor de contarle lo que paso, pero sabía que tarde o temprano debía de hacerlo, en ese entonces nuestra boda estaba a una semana y el tiempo pasaba rápido, la muerte de su padre estaba muy reciente, cuando encontré el momento de decírselo se enteró que teníamos una misión programada de rescate en la costa este junto con su padre, como él ya no estaba tome todas las responsabilidades de la misión para que ella no se preocupara y tuviera un respiro de todo, la misión duro una semana, debíamos de ser cautelosos para llevarla a cabo, cuando regrese con éxito, nuestra boda estaba solo a dos días y en ese tiempo no pude decírselo, el día de nuestra boda fui un cobarde, no tenía el valor de decírselo, estaba hermosa caminando por el pasillo de pétalos rojos para encontrarse conmigo en el altar, iba a hacer mi esposa, la mujer que más amaba estaba frente a mí, fui egoísta, lo sé joder, pero esperaba que me perdonara por mi estupidez, nunca llegue a imaginarme que Susana llegaría a decirme que sería padre, no sabía con exactitud qué había pasado esa noche, mis hombres no encontraban nada, me quede estático pensando en encontrar una solución, no note cuando Susana poso sus labios en los míos y mucho menos el momento que Gabriela la alejo de mí, reaccione al escuchar el grito de Susana cuando cayó al agua, estaba furioso, nunca pensé que Gabriela haría algo como eso, me tire al agua porque todas las pruebas en mi mente apuntaban que iba a ser padre y temía por la vida de ese ser, mi furia hablo primero y sé que no solo asuste a Gabriela con mis palabras si no que la lastime. Me enfurecí, porque no dejó que me explicara, no confió en mí, solo desapareció y no la volví a ver. En todo este tiempo he estado enojado con ella, porque sí en realidad me amara, hubiera dejado explicarme, en este tiempo he llegado a pensar si solo fui yo el iluso que se aferraba a un amor sin saber si de verdad era correspondido.

Veo que se mueve y poco a poco abre los ojos, al momento de que cruza su mirada con la mía se asombra, los cierra nuevamente y los abre de nuevo, no cree que este aquí, luego sin yo detenerlo se pellizca y frunce el ceño de dolor, me acerco a ella

— ¿Ahora crees que no es un sueño?

—Tuve que pellizcarme para saberlo, ¿no viste?, ¿Qué haces aquí Albert? Mejor dicho ¿Qué hago aquí?

—Recibiste dos balas, una en el costado y otra en la pierna, ¿no lo recuerdas? —la veo pensativa, pero al instante cambia su expresión de asombro a preocupación, la veo asombrado tirar las mantas y levantarse rápidamente, cae al suelo por la herida en la pierna, todo esto en cuestión de segundos, voy hacia ella, la levanto y llamo a los médicos y enfermeras, tenía inyectada la intravenosa y se le ha desprendido al momento de levantarse

— ¡Déjame Albert! —me golpea con sus puños cundo la cargo en mis brazos para dejarla de nuevo en la camilla, pero esta tan débil que no me hace daño

— ¡Cálmate Gabriela!, eres una insensata, ¿cómo se te ocurre levantarte de repente de esa forma?

—Tú no sabes nada

— ¿Qué no se? ¡Dime para que pueda entenderte!

—Suéltame, me tengo que ir

— ¿Quieres escapar de mí?

— ¡Sí!, a tu lado no estoy segura

—Porque estaba en el lugar indicado es que estas viva, deberías de ser más agradecida

—Gracias —su gracias es pura ironía mezclada con enfado— me dejas, debo irme

—No iras a ningún lado

— ¡Lo haré, no eres nadie para detenerme!

— ¡Soy tu esposo!

— ¡No lo eres!, soy una mujer libre desde que firmaste el divorcio

— ¿Cómo lo sabes? —en su mirada hay dolor, furia y lágrimas que intenta no derramara

—No tengo que darte explicaciones de cómo lo sé, lo único que debes de saber es que ya nada nos une, así que puedo hacer lo que quiera con mi vida —la melancolía que trata de esconder en su voz no funciona y mi corazón se desgarra al escucharla

—Tu hermano como ves no se encuentra, así que deja que te ayude

— ¿Ahora te importa cuidarme? —la risita que se escapa de sus labios es de desagrado

—Porque no, solo te devuelvo el favor del pasado, además, como puedes ver en esta habitación solo estamos tú y yo, nadie puede cuidar de ti solo yo

—No te necesito, ya no eres mi esposo —eso duele

—Aunque no lo sea, eres un ser humano

—No me vengas de samaritano

—Te aseguro que es lo que menos quiero, ahora quédate en silencio mientras llamo de nuevo a las enfermeras para que te curren la herida otra vez —en ese momento entran y yo dejo a Gabriela en la camilla para que se ocupen de sus heridas, salgo porque necesito un momento para mí, no puedo creer que sepa que me divorcie de ella, en ese momento lo hice porque era lo mejor para Erick y porque ella estaba fuera de mi vida, sabía que la encontraría, pero esperaba que cuando eso pasara, lo que sentía por ella estaría muerto, ahora lo dudo.

TRAS DE TI (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora