TRAS DE TI (En Corrección)

Capítulo 14

Gabriela

Camioneta de espionaje...

—Madox, gracias por ayudarme

—No hay de que, sabes que ante todo soy tú amigo, más que eso ¡soy como tú hermano!

—De eso no tengas ninguna duda

—Y ahora hermanita, entra y lúcete

Salgo de la camioneta y entro por la puerta de servicio para poder entrar al museo sin ser captada por las cámaras, me registro como una del equipo de catering, quienes estarán el día de hoy sirviendo en la fiesta.

Camino por todo el lugar con una charola de aperitivos buscando al hombre con cadena dorada, pues si es cierto todo lo que los delincuentes dijeron estará aquí, le doy la vuelta a todo el lugar pero aún no lo visualizo, cuando regreso a la cocina por más escucho murmullo, el anfitrión de la fiesta a cruzado las puertas del lugar, sin perder tiempo, tomo una charola con copas de vino tinto y me acerco al invitado sorpresa, lo observo y noto si es él mi objetivo, pero no puede acercarme mucho, no me queda de otra que utilizar el plan B.

—Madox, cambio de planes —me retiro todo el uniforme pieza por pieza mostrando un vestido dorado con hombros y espalda descubierta, me quitó las lentillas y la nariz falsa, retoco mi maquillaje, me quito la peluca y dejo mi cabello caer bajando por ondas, aunque es un poco corto se ve hermoso

—La seducción, la herramienta efectiva de una mujer —menciona Madox al colocarme de nuevo la cámara

—Cállate, usarla con alguien a quien no amas es una basura

Al salir camino por todo el salón hasta casi llegar al objetivo, trato de ser precavida por si este me reconoce, cuando estoy cerca choco "accidentalmente "con él y dejo caer mi bolso a propósito

—Disculpe mi torpeza

—No se preocupe, en ocasiones pasa —al momento de agacharse él para ayudarme con mi bolso, puedo ver la cadena dorada, mi respiración es rápida y siento como me hierve la sangre por encontrar al asesino de mi padre y mi presunto asesino

—Gabriela, me escuchas, lo has encontrado, pero cálmate, tu ritmo está aumentando, usa la cabeza antes que la furia —Madox trata de tranquilizarme aunque estoy lejos de estar tranquila.

—Señorita... señorita —despierto del aturdimiento al escuchar la voz del hombre frente a mí— su bolso

—Gracias, no existen caballeros como usted últimamente, como podría pagarle tanta caballerosidad —trato de sonar lo más serena que pueda

—Qué tal si me invita una copa —sonríe el muy idiota

—Me parece —el hombre hace una señal a un camarero cercano y este trae una copa para ambos, al darme la copa observo dos pastillas pequeñas que burbujean al fondo de esta, esto se está poniendo muy peligroso pero aun así trato de sonreír

—Gracias, aunque eso debí hacerlo yo —este se acerca a mí y susurra en mi oído

—Quizá... ahora bebe Gabriela, para que me puedas decir donde tienes el collar que te dio tu padre —bueno, fui descubierta, lo veo con odio pues ya no hay razón de ser educada, ni gentil

—Gabriela, ¡sal ya! —Madox me suplica pues me he expuesto demasiado, veo al hombre a los ojos y de una me tomó la copa pero retengo el líquido y, sin él esperarlo se lo escupo en la cara, todo el mundo contiene el aliento, pues su invitado de honor a sido humillado por mi acción, si supieran que ¡es un asesino!, quisiera gritarlo, pero no puedo, ahora lo que me toca es correr y buscar la salida que Madox me indica

— ¡Tráiganla ante mí! —escucho a lo lejos que ordena a su equipo de seguridad

Corro lo más rápido que puedo para llegar a un elevador, entro en él y respiro profundo para tranquilizarme, ¡pero no puedo! pues uno de los guardaespaldas me toma del brazo y me saca con brusquedad, ahora siento su agarre en mi cuello, siento que ya no puedo respirar, visualizo puntos débiles para atacarlo pero alguien más rápido que yo lo golpea por detrás

Caigo al suelo y trato de respirar; levanto la vista para ver quién es mi salvador, pero al verlo nuevamente siento que me falta el aire, siento que el corredor es tan reducido por la presencia de este nuevo individuo.

—Gabriela este hombre no es otro que...

—Albert... —lo digo en un susurro, pero el individuo a mi lado lo ha escuchado