Capítulo 36

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Albert

Regreso a la habitación de Gabriela inquieto, es raro que este tan tranquila y callada, si antes estaba echa una fiera porque quería irse, ahora que esté sin hacer ruido me asusta, la encuentro leyendo un libro y al mismo tiempo observando la ventana

— ¿Qué tramas Gabriela?

—Eres tú, nada, ¿Por qué crees que estoy planeando algo?

—Que estés tan tranquila es raro

—Me puse a pensar —me observa— estoy herida, me duelen mis heridas y se está bien aquí acostadita, entonces, ¿por qué no estar tranquila? —no me creo ninguna de sus palabras

—Sabes que ya no puedes huir de mí, no te dejare escapar esta vez

—No eres capaz Albert, cuando te des cuenta no me veraz ni el polvo

—Te equivocas, ¡se acabó esta persecución!

—Para que me quieres cerca Albert, ¿para arrestarme? ¿Eso quieres? ¿Quieres hacerle justicia a tu queridísima Susana?, enserio, que tonta fui al creer que me amabas, que estúpida fui al entregarme a ti, fui una ingenua al creer todo lo que salía de tu boca —la veo y no aguanto más, ¿Cómo puede pensar todo eso? ¡Joder, si la ame de verdad!— ¿qué haces Albert? —me ve desconcertada al momento que estoy cerca de ella, la tomo en mis brazos y hago lo que desee hacer desde que despertó.

Lucha entre mis brazos pero yo no me separo de sus labios, se resiste, me golpea con sus puños pero no la suelto, es más pongo mi mano en su cabeza para poder tener más acceso a su boca, muerdo su labio inferior y eso hace que abra la boca, mi lengua saluda a su compañera y empezamos en un beso abrazador, se deja vencer por este beso que he ansiado desde la última vez que la tuve en mis brazos, gime y me encanta escucharla, sigo estando loco por ella, sé que no le puedo decir con palabras lo que todavía siento, pero espero que con mis acciones pueda descifrarlo

—Oye Albert, encontré a la enfermera y me dijo que venía... ¡joder que está pasando aquí! —Demian algún día me volverá loco con sus interrupciones, me separo de los labios de Gabriela y pego su cabeza a mi pecho, ni crea que la soltare ahora que la tengo así para mí, veo a Demian y le suelto...

—Lárgate si no quieres que te rompa la cara por entrometido

—Oye, que te pasa, ¡estas sofocando a mi hermana! —veo a Gabriela, me mira con rabia y roja, bien que siga así

—No lo hago, ¡lárgate! 

—No, ¡Demian ayúdame! ¡Está abusando de mí! —levanto su rostro y le doy un apretado beso

—Si no quieres ver lo que pasara a continuación será mejor que te vayas —Demian sin muchas ganas asiente, sabe que no lastimaría a su hermana

—Solo contrólate, recuerda que esta herida

— ¡Demian eres un idiota!, siempre estas ayudando a tu amigo ¿Qué pasa con tu hermana?

—Aunque ahorita no lo veas, te estoy ayudando... ¡suerte! —sale gritando esto último, estoy por acercarme de nuevo a los labios de Gabriela, cuando ella se los tapa ¿Cuándo se soltó de mi agarre?

—Te diré esto una vez, ¡no soy Susana para que me beses de esa manera!

—Sé que no lo eres —joder, lo sé muy bien, solo estos labios me han vuelto loco de deseo

— ¿Entonces por qué me besas?, tu no sientes nada por mí, estamos divorciados y esto es inapropiado —la veo directamente a los ojos y le explico

—Creí que aún podrías entender mis sentimientos con mis acciones —nuestras miradas son tan intensas, bajo mi cabeza a sus labios y esta vez no se resiste, este beso es más delicado, suave, lleno de muchos sentimientos, me deleito con su sabor. Poco a poco la acomodo nuevamente en la camilla sin dejar de besar sus labios, esto tiene un sabor a pasado y a futuro, acaricio lentamente su cuerpo, me estoy perdiendo en este momento, tanto que no veo el golpe de la cabeza venir.

— ¡Qué te pasa Gabriela!

—Pasa que eres un idiota, no seré plato de segunda mesa, aléjate y ve con tu esposa —si supiera me digo, estoy por rebatirle cuando entran en la habitación

—Aquí estas, estaba tan asustado —la veo con enojo y ella con una sonrisa

— ¡Amor me encontraste!, ¿estás bien? —este "amor" la ve desconcertado por un momento, pero pasa tan rápido que creo que me lo imagine, se acerca a la camilla, me quita del camino y se lanza a los brazos de Gabriela quien lo recibe con gusto

—Me impresionas hermanita, y yo creía que estabas teniendo un momento romántico —Gabriela le saca el dedo corazón a su hermano

— ¿De qué habla cariño?

—Nada importante, ¿Cómo te sientes? ¿Qué tal está tu herida?

—Bien, solo fue un rozón de bala nada más, estaré bien pronto

— ¿Qué haces aquí Steven? —pregunto con enfado, ¡¿qué hace este idiota aquí?!

—Estaba buscando a Gabriela en cada hospital, me alegro de que mis esfuerzos tuvieran éxito, porque la he encontrado —le regala una de sus idiotas sonrisas que quisiera destruir con mi puño.

— ¿Por qué apareces hasta ahora? —me alegro que mi impaciencia suene en mi voz

—Me desmaye, luego desperté en una ambulancia, pregunte por ella y nadie podía decirme nada —la ve a los ojos— la organización fue quien me rescato

— ¿La organización? —Demian la ve desconcertado, yo ya me hago una idea de lo que ha estado haciendo todo este tiempo

— ¿Estás trabajando de detective de nuevo en otra organización en vez de volver a la nuestra? —sí, que Demian haga el interrogatorio mientras encuentro mi voz, seme ha ido por la furia que empieza a subir por todo mi cuerpo hasta llegar a mi cerebro y, no es el momento ni el lugar de sacarla a pasear

— ¿Detective?, no ella... —Gabriela no deja terminar a Steven pues lo toma de la playera para poder atraerlo hacia ella y alcanzar sus labios, ¡lo está besando en mis narices joder!

—Oye, ¿esto no te duele? —me suelta Demian, lo veo con ira, ¡pues claro que me duele! ¡Ahora mismo quisiera partir la cara de ese idiota! Se separan y él la contempla con una mirada que me hace querer sacarle los ojos

—Disculpen, les importaría salir, necesitamos intimidad —Gabriela se está pasando, ¿cómo se le ocurre pedirnos eso?, ¡cómo puede besarlo en frente de mis narices!, ¡apenas unos minutos yo era el que estaba en ese lugar!

— ¡Si nos importa! —Estalla Demian, pues ha visto que yo ahorita mismo no puedo articular palabra— ¿qué se supone que has estado haciendo Gabriela? ¿Y cómo es que Steven es mi nuevo cuñado?

—Cosas del destino querido, cosas del destino, ahora salgan por favor

—Necesitamos respuestas —pido, no sé ni cómo he logrado articular palabras, pero no han sido con tono amable

—Se las daremos señores, pero como mí mujer ha pedido necesitamos intimidad —se voltea y la besa de nuevo ¡ella no se resiste, hasta parece que le encanta!, enojado, frustrado y con ganas de matar a alguien salgo, no deseo ver a la mujer que amo en brazos de otro, ¿qué amo?, ¡si joder que amo! Ya no seguiré haciéndome el tonto

—Albert, espera...

—Cállate Demian, trabajemos, es lo mejor en estos momentos

TRAS DE TI (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora