Capítulo 41

81 9 0
                                    

Albert

Si piensa Gabriela que se deshará de mi está muy equivocada. Después de nuestra discusión, en que descubrí que me fue infiel, me quede en la sala trabajando, al rato bajo Demian ignorándome, le llevo comida y su medicina, al terminar de ser un enfermero, me soltó de una

—Eres un idiota, sabes que te dirá lo que quieres escuchar solo para molestarte

—Pues lo consiguió —se pasa las manos por el cabello

— ¿Qué haces aquí?

—Trabajar, que no ves, ayúdame —estudiamos los planos del lugar de la base de la banda Grillo, gracias a la confesión de Zac Scott, debemos de ir hasta allá pronto y destruir todo antes que consigan el collar, ya que Gabriela lo perdió, debemos de trabajar rápido. Susana me ha llamado más de una vez para mi paz mental, he ignorado todo lo que menciona sobre Gabriela, cuando le confirme que no sucumbiré a los encantos de ella me ha dejado tranquilo. Después de un gran rato, vemos que ha caído la noche y ni siquiera nos habíamos dado cuenta, veo la hora y nuevamente le toca la medicina a Gabriela y cambiarle el vendaje

—Demian

—Mm —responde sin apartar los ojos de su laptop

—Es tiempo de las medicinas de Gabriela —esta vez aparta la mirada para ver la hora en su reloj

—Cierto, pero no escucho ruido, se las llevare y veré si está dormida —lo veo ir a la cocina y luego subir con todo listo. Vuelvo a concentrarme en el trabajo, hasta que escucho su grito

— ¡Albert! —corro por las escaleras, temiendo que Gabriela se le haya ocurrido la brillante idea de ponerse de pie y por el esfuerzo se encuentre sangrando, Pero al entrar me recibe un Demian asombrado y una cama vacía

— ¡¿Dónde rayos esta?!

—Crees que si lo sabría te hubiera llamado a gritos

—Debemos buscarla —empezamos por toda la casa, el baño, debajo de la cama, los otros cuartos y nada. Vemos si no hay algo amarrado a la ventana por si se le ocurrió a la insensata bajar por ahí, pero nada, llamo a Eliot, me informa que él no la ha visto y le ordeno que empiece a buscar en los alrededores

—Voy a la casa del Árbol —asiento a Demian, lo veo irse, yo observo esta cama vacía que tantos recuerdos tiene para mí, cansado y frustrado me tiro en ella

—Gabriela ¿dónde estás?

***

Se supone que nadie entra a este lugar solo tu padre y tu hermano —le menciono asombrado que me invite a pasar

Lo sé, pero te necesito —entro pues las lágrimas que derrama me han dado el impulso de hacerlo, la abrazo fuerte, atrayéndola a mi pecho, sabía que necesitaba de mi consuelo, su hermano se ha ido, era más que su hermano, era su amigo, su confidente, en quien podía confiar y, estar separada de él le está costando, a mí me costaría si algún día Ana desapareciera. Lo único que Demian pudo dejarle antes de marcharse fue una carta despidiéndose.

No sé cómo lo encontraron, no sé.... Papá trata de buscarlo ¡pero Demian no desea ser encontrado! —trato de limpiar sus lágrimas

Es muy bueno, es hijo de tu padre

Lo sé y eso me aterra, me aterra no volverlo a ver

Tranquila, veras que nuestra organización lo encontrara y lo pondrá a salvo

Eso espero —me quedo toda la noche abrazándola y contemplándola, la veo dormirse entre sollozos que me partían el alma cada vez que los escuchaba. Cuando noto que está profundamente dormida trato de levantarme, si me quedo más tiempo moriré de deseo, la deseo tanto y no quiero asustarla por el problema en mi entrepierna, ni que sienta que me estoy aprovechando se su debilidad para intentar llegar a segunda base con ella. Necesito con urgencia una ducha fría.

TRAS DE TI (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora