Capítulo 25

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Gabriela

—Madox ¿cómo supiste que estábamos en aprietos? —Le pregunta Ana ya en el auto

—Yo se lo dije, recuerda que nuestros brazaletes tienen una pequeña esfera con la que podemos pedir ayuda —le explicó

—Y por eso estoy aquí, Ana, siempre que me necesites la puedes presionar y estaré ahí

—Gracias Madox —Ana le dedica una dulce sonrisa

—Debemos regresar y arreglar todo

— ¿Nos iremos de nuevo?, ya salimos de Denver cuando tuvimos que huir de las personas que fueron a buscarnos, ¿nos iremos de aquí ahora? —no sé qué responder a eso, pues mi cabeza ahora está hecha un lió

—Tranquila Ana, Gabriela y yo arreglamos las cosas —responde Madox ayudándome

Después de regresar a casa, me quede en el techo de esta recordando el pasado y sin querer derrame lágrimas por ella, me odio por ser débil.

Recuerdo el primer beso con Albert, fue en un kiosco de un pequeño pueblo también, investigamos a una pareja de ancianos que tenían una floristería pero se pensaba que era una tapadera a lo que había en realidad en ella y no estábamos equivocados, cuando encontramos todas las pruebas los entregamos a la policía y fueron encarcelados, ese día Albert me invito un helado para festejar, nos conocíamos un poco más y ambos admitimos que sentíamos atracción por el otro..., fuimos a ese pequeño Kiosco para admirar la belleza del pueblo, lo mire a los ojos y por una vez quise ser atrevida y pedirle algo que había estado deseando por mucho tiempo, pues veía desaparecer el helado en sus labios y el en los míos y eso me dio la fuerza, me quedo viendo este paisaje mientras recuerdo

Recuerdo del pasado

— ¿Me puedes cumplir un deseo?

— ¿Cuál?

Un beso

— ¿Solo un beso? Creía que pedirías más —me sonrojo, él me sonríe pícaro ante mi petición

Veremos que tal nos va con este y... —, ya no puedo hablar pues me besa, esto es tan intenso que me siento flotar en él aire, él me rodea con sus brazos por la cintura atrayéndome más hacia él, ¡esto es tan abrazador! ¡Pero que beso!, sube su mano y la coloca en mi nuca profundizando así más el beso, sus labios saben a chocolate y eso me encanta, soy atrevida y coloco mis manos en su espalda, quiero sentirlo más de cerca, su lengua saluda a la mía y hoy si, pienso que moriré de convulsión instantánea. Se separa y yo extraño el calor de sus labios

Y dime ¿qué tal estuvo? —Me pregunta pegando su frente a la mía

No estuvo mal —para picarlo me muerdo el labio inferior

— ¿Así? Creo que entonces debemos de practicar más hasta que tenga una calificación aceptable

Sonríe y nuevamente pega mis labios con los suyos, me siento como mantequilla en sus brazos, me entrego a este beso sin reservas pues ahora sé que no solo fue un deseo sino que la necesidad de sentirlo y, de saber que sentía por él, ahora sé que lo amo

Fin del recuerdo

— ¿Gabriela? —escucho a lo lejos a Madox, volteo a verlo y le suplico

—Sácame de aquí

—Gabriela estabas cerca de él, porque no te acercaste y trataste de arreglar todo, sé que estás cansada de seguir huyendo —me levanto frustrada y enojada

—En todo este tiempo no me ha buscado y ahora entiendo porque, ¡sácame de aquí y déjame en el arroyo que está cerca de la montaña! O me iré caminando —a regañadientes lo hace.

Al llegar detiene el auto y salgo, siento el aire tocar mis mejillas y eso me calma

—Toma, para el frió —me da una manta, tomo mi maletín y empiezo a caminar, cuando algo viene a mi mente, me detengo, volteo y le pido

—Oye ¿te puedo pedir un favor? —Madox asiente— ve a mi casa y cuídalos ¿sí?

—Confía en mí, no me separare de ellos

—Gracias —lo veo marcharse

Albert

Estar cerca de Susana me empalaga mucho, pero debo de colaborar para que Erick sea feliz, me separé de ellos después de dejarlos en el hotel con la excusa de que iba a buscar al cabezón de mi amigo, que por cierto anda desaparecido desde la tarde después que seguí buscando a mi Gabriela

Camino y camino por este lugar que me la recuerda, en un kiosco parecido a este me pidió un deseo después de pedirle que saliera conmigo a tomar algo después de la misión que fue un triunfo, recuerdo que después de darle ese beso que yo ansiaba desde hace mucho tiempo vi en sus ojos cariño, calidez y amor, creí que solo yo lo sentía pero cuando me dijo:

—Albert... te amo

Mi corazón voló a mil por hora ¡era correspondido!, lo único que se me ocurrió hacer fue tomarla en mis brazos y dar vueltas con ella, pues también yo la amaba y quería que lo supiera con mis actos, estaba embelesado por su sonrisa, por su forma de ser, por sus caricias cuando compartimos el beso, cuando deje de dar vueltas con ella, nuevamente la bese y desee que ese momento se congelara para siempre

—Albert... ¡Albert! —veo a Demian frente a mí tratando que responda, lo veo con furia por sacarme de mi recuerdo— tranquilo, ¡no es para que me mates con la mirada!

— ¿Dónde estabas?

—Sabes que no eres mi madre para estarme vigilando... está bien, no me mires así, me canse de verte con tú familia feliz, así que me fui a echar un taco de ojo con una morena, la cual me contó de un arroyo precioso que está cerca de la montaña —empiezo a caminar nuevamente

—Perfecto, llevare a Erick para que se divierta

— ¿Enserio?, ¿no estás cansado de la melosidad de Susana? ¿O de aparentar algo que te hace infeliz? —Odio que me conozca tan bien— veo en tu rostro que estoy en lo cierto, porque no vas y te distraes tu solo, te conozco y el agua te relaja, no es bueno que el pequeño vea a su padre con una cara de limón... amigo... ¡deja de verme como si me quisieras asesinar! ¡Te volverás viejo pronto si sigues así!

—No puedo dejarlos solos

—No lo estarán, estaré cerca de ellos, aunque de incógnito sabes que no la tolero —lo pienso y estoy de acuerdo con él, necesito un respiro de todo

—Muy bien, dame las llaves de tú auto

—Así sin más, nada de un, gracias Demian, eres un excelente amigo

—Gracias Demian, ahora cállate y dámelas

—Quién te aguanta —me las da, pido bien la ubicación y conduzco

***

Al llegar bajo del auto y camino un rato hasta que encuentro el lugar, es hermoso, al llegar observo el agua cristalina, me empiezo a quitar la ropa y solo me quedo en bóxer, de una me tiro de un clavado. Al salir junto conmigo sale otra persona y es como si el destino quisiera juntarnos... o mejor dicho mí amigo

TRAS DE TI (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora