Capítulo 23

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Gabriela

Madox y Ana me convencieron de venir al pequeño pueblo que está cerca de donde vivimos para distraerme de toda la investigación, en este lugar se encuentran de fiesta y hay mucha comida y juegos para la familia, la decoración es muy colorida y muy bonita, se respira un ambiente de celebración y armonía.

— ¡Gabriela mira!, qué te parece jugar a los dardos, te reto

—No Ana, no lo hagas, la última vez que yo lo hice perdí todo mi dinero

—Eras apenas un novato Madox

—Ni tanto, recuerdo que te gane algunas rondas

Me paso la mañana y el resto de la tarde viéndolos ir de un lugar a otro a divertirse, me río de ellos cuando Ana reta a Madox a probar su fuerza este lo hace pero con el error y la casualidad que le da a un vidrio de dulces y este se rompe

— ¿Quién deja eso ahí?

—Cálmate, lo pagamos y ya —Ana sigue riendo y eso me agrada, que no pierde su sonrisa

Luego van a la rueda de la fortuna y se pierden por un rato, yo camino por este lugar para dejarles privacidad y comprar algo de comida y cosas artesanales

Al caminar por un rato ciento una mirada muy intensas, me recorre un escalofrío por toda la columna vertebral, esto no es normal, busco y busco pero no encuentro nada, al ver que Ana regresa sola porque Madox fue por comida, le pido.

—Ana espera aquí, ten, sigue jugando

— ¿Qué pasa cuñada?

—Nada —le muestro una sonrisa para que no se preocupe, me separo de ella y camino por todo el lugar, siento cada vez más pesada esa mirada y no me gusta nada, hasta que..., me quedo paralizada, ¡esto si es un gran problema!

Albert

A lo lejos la visualizo y hago contacto visual con ella, me quedo estáticos por un momento pues desde la misión no la había vuelto a ver, es raro pero en este tiempo que decidí empezar una nueva vida, ella aparece, como si existiera entre ambos un hilo que jala de nosotros para encontrarnos, lo cual agradezco, sé que a Gabriela esto no le gusta, aunque puedo observar a lo lejos en su mirada calidez y tengo la certeza que en los míos encuentra lo mismo, pero esto se destruye en un segundo...

— ¡Amor! A Erick le gusta el algodón de azúcar —carajo, ¡en este momento no! Una sonriente Susana se acerca a mi rompiendo así el mágico momento que nos unía, ahora me siento un idiota, pero no sabía que la volvería a encontrar, bueno, no en una situación como está ¡intento ser un hombre nuevo caray!—. Amor ¿qué vez? —Susana mira en la dirección que veía antes que ella apareciera y, no encontró nada, al no verla de nuevo me siento ansioso y empiezo a buscarla con la mirada por todas partes, pero no la veo

—Nada..., porque no te quedas aquí, iré a ver porque Demian no se apresura

—Déjalo que se pierda, estamos en familia —Me dedica una de sus más grandes sonrisas

—Lo sé, pero recuerda que él también es parte de la familia, ya vuelvo —no sabía cómo despedirme de ella si darle un beso o que hacer, pues sé que Gabriela está cerca... y, quiero encontrarla, al final solo le doy una pequeña sonrisa y empiezo a caminar por donde se encontraba anteriormente, llamo a Demian para que me ayude

—Demian, Gabriela está aquí

—No flipes hermano, ¿enserio?

—Sí y, si ella está aquí Ana también, ve por ella, yo iré por Gabriela

—Hecho

Gabriela

Cada segundo veo atrás para ver si no me sigue, aunque en este mundo de personas tal vez no me verá, pero tratándose del cabezón de Albert sé que eso no será un impedimento para él, ansiosa por lo que está pasando llamo a Ana

—Ana

—Cuñada, ¿dónde andas?

—Ana..., escucha, Albert está aquí

— ¡¿Qué?! —Sé que Ana se ha levantado de su lugar por la impresión, pues cuando la vi por última vez, se había sentado para descansar un rato de toda la actividad, también porque he escuchado el golpe de la silla al caer

—¡No bromees con eso cuñada!

—No es broma, escóndete..., no debe de saber nuestro secreto

—Hecho..., no te preocupes..., aunque..., ¡no!

—Ana..., ¿qué pasa? ¡¿Por qué gritas?!

— ¿Esta es la razón por lo que has estado huyendo Gabriela? —¡Rayos!

Corro lo más rápido que puedo para encontrarme con Ana, al llegar, veo quien está a su lado

—Demian, por favor suéltala

—Cómo crees que te dejaré ir sabiendo esto.

—Esto no te concierne —lo digo lo más calmada que puedo

—Te equivocas, eres una insensata ¡¿cómo pudiste ocultarlo?!

— ¿Ocultar? en primera no les concierne saberlo, en segunda, te recuerdo porque escape y, en tercera, ¡es mi secreto! ¡lárgate antes que ya no pueda contenerme!

— ¡No! Albert debe de saber esto

—En tus sueños —El teléfono de Demian empieza a sonar y sé que se trata de él

—Le diré la verdad

— ¡No te concierne hacerlo!, déjanos como lo has hecho en estos años —veo que tiene una lucha interna y no sabe si apoyarme o apoyar a Albert, es por eso que le suplico

—Demian te lo pido, déjanos ir, él está muy feliz con su familia, déjame a mí seguir siéndolo con la mía, por una vez solo por una, te pido que estés de mi lado, por favor

Duda, pero el temor que ve en mi lo hace ceder

—De acuerdo —le devuelve el celular a Ana y la suelta

—Pero esto no significa que no estarás en contacto conmigo, quiero saberlo todo, es una de mis condiciones —lo abrazo fuerte pues sé que es una decisión grande la que ha tomado, está traicionando la confianza de su amigo, pero me alegra que por una vez estuvo de mi lado.

—Gracias hermano, ahora olvida...

— ¿De qué hablas?

Al sentir que alguien está detrás de él se voltea, Madox le inyecta un suero para que olvide lo último que ha pasado en estos minutos que me ha visto, pues aunque confió en él, no debo de arriesgarme

—Ana vamos, Gabriela..., Gabriela —Madox me hace reaccionar

—Sí, ya voy —veo por última vez a mi hermano y le doy un tierno beso en la frente

—Gracias por estar de mi lado Demian —él abre los ojos aturdido y me observa confundido

— ¿Gabriela? ¿Estás aquí?

—Adiós Demian —sin más me voy, sé que ahora está desconcertado y desorientado, no podrá seguirme

Al salir del lugar recuerdo a Albert y, mi suposición se hizo realidad, es feliz, su engaño fue real aunque no lo quise aceptar antes, me pregunto ¿entonces por qué contrajo matrimonio conmigo?

Albert

Encuentro a Demian desorientado y puedo hacerme una idea de lo que le habrán hecho estos dos, porque me imagino que Madox esta con ella

— ¿Demian que pasa? ¿La encontraste?

— ¿A quién?

— Gabriela y Ana

— ¿Gabriela? Tengo solo unos recuerdos pero no tantos, ¿está aquí?

—Demian, querido amigo, creo que algún día tu hermana te fundirá el cerebro —me observa desorientado y luego con furia

Nuevamente se ha escapado, no quiero rendirme, así que dejo a mi amigo y voy en busca de ella 

TRAS DE TI (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora