Ella

Capítulo X La llamada

-Siento la tardanza- María José llega al punto de encuentro y se sienta a horcajadas en Daniela besándola ansiosamente- moría por hacer eso- dice al separarse- pero la idiota de Laura no me dejaba en paz, tuve que hacer magia para alejarme de ella.

-Ella sospecha algo-menciona Daniela acariciando la espalda de Poché con una mano y con la otra colocando un mechón rebelde de cabello detrás de su oreja- hoy Lucia me dio a entender que podía confiar en ella que no importaba lo que fuera que ella siempre iba a ser mi amiga.

-No entiendo que es lo que hemos hecho diferente, ósea han pasado tres días desde EL BESO, pero yo no siento que hayamos cambiado en algo nuestra actitud frente a otros- responde Poché acercándose a besar el cuello de la castaña.

-Tal vez no, pero la verdad es que desde el domingo nos aislamos de ellas cada que tenemos tiempo libre cuando antes lo pasábamos las cuatro juntas- responde Daniela al tiempo en que sus manos comienzan a trazar un camino hacia los pechos de Poché por debajo de la blusa, pero quedándose tímidamente a centímetros de estos.

- ¿quieres que dejemos de escabullirnos y mejor pasemos el tiempo con ellas? -pregunta Poché en un susurro aprovechando la cercanía que tenía a la oreja de Daniela y al terminar de hablar jala con cuidado el lóbulo de la misma ocasionado que un gemido abandone la boca de la chica que tenía debajo de ella.

-Tú me quieres matar ¿Cómo podría decirte que vayamos con ellas cuando me haces eso? -responde agitada, saca sus manos de la playera de Poché y toma su rostro para comenzar un beso que en lugar de calmar sus ganas las incrementa y por un largo rato se quedan fundidas la una con la otra disfrutando del sabor de sus labios y de la sensación que sus caricias dejaban en su cuerpo.

-Necesitamos parar bebé -Poché separa sus labios de los de Daniela, une sus frentes sintiendo el sudor de ambas y coloca sus manos en el cuello de la castaña donde puede sentir su pulso acelerado- no podemos continuar así, necesito correr al lago y darme un chapuzón en sus frías aguas porque estoy muy caliente.

-No quiero parar Poché- menciona seria- quiero besarte por siempre, quiero besar cada rincón de tu cuerpo, te dije que teníamos un problema porque tus besos me fascinan, me prenden, me dejan pidiendo más y cada que no puedo tener tus labios unidos a los míos siento un vacío que no se va más que con tu mano sujetando la mía.

- ¿y que va a pasar si no paramos? Es lo mismo Daniela, vamos a querer más y más y lo único que vamos a ocasionar es un dolor más fuerte al separarnos, porque te recuerdo que tú vives en la costa oeste y yo en la costa este, lo único que nos une es este campamento y para nuestra desgracia es la última vez que lo podemos compartir.

-Ush no me digas Daniela, pero algo podemos inventarnos, tal vez me pueda ir a vivir a Nueva York para estudiar allá o tú puedas ir a estudiar a Los Ángeles- dice con un puchero que es besado tiernamente por Poché.

-Te amo Daniela Calle, aunque no te guste que te diga por tu nombre, amo cada cosa de ti y me duele saber que al finalizar el verano mi amor será aun mayor por lo que la despedida dolerá más.

-Pero

-Pero nada, disfrutemos del verano, disfrutemos cada día como si fuera el último, ahora que mi madre ha estado lidiando con esa horrible enfermedad he aprendido que los sentimientos se deben externar, que si hay algo que quieras decir lo debes hacer porque no sabes si vuelvas a ver a la otra persona.

-Te amo María José Garzón- menciona de improviso Daniela tomando por sorpresa a María José con un beso dulce, suave, corto y sin segundas intenciones- grábalo bien en ese corazoncito –apunta a su corazón con el dedo índice-te amo y te amaré siempre, a pesar de la distancia, aunque no estemos juntas, aunque este con alguien más, mi corazón siempre será tuyo- se funde en un abrazo donde comienza a sollozar y es consolada por la peliazulada, pasan así varios minutos hasta que de lejos escuchan a Laura y Lucia que venían gritando sus nombres.