Parte III Capítulo XVIII Una noche para recordar.

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Lamento haberles dejado tanto tiempo sin capítulo nuevo pero necesitaba ordenar mis ideas para llegar de manera congruente al final de esta historia (aún no está escrito, solo tengo el nombre de los capítulos y de lo que van a tratar, pero la magia de la escritura aun no la desarrollo) lo cual me lleva a decirles que ya nos encontramos en la recta final de esta linda historia que se ha convertido en la más extensa que he escrito.

Ojalá disfruten este capítulo tanto como yo.

Dejen su voto y sus comentarios.

See you when I see you.


- ¡Auch! -Poché se queja al ser golpeada por su hermana en el brazo- eso dolió ¿ahora que hice?

-Eso fue por mandar mensaje a las ocho de la noche diciendo que iniciaríamos sesión a las seis y media de la mañana-golpea el otro brazo de su hermana con mayor fuerza.

- ¡oye! Ese dolió más- se soba el antebrazo- y este ¿por qué fue?

-Ese por hacer mi trabajo más difícil-responde valentina y María José se queda pensando sin entender de qué hablaba su hermana. Sin embargo, al ver a Daniela perfectamente maquillada y sin rastro alguno de la trasnochada todo cobra sentido.

- ¡OH! -menciona María José poniéndose de mil colores al percatarse que su hermana había tapado tanto las ojeras de Daniela como las marcas en su cuello, marcas que dejó la noche anterior al no lograr mantener a raya a sus hormonas.

La luz proveniente de la pantalla plana empotrada en la pared de la habitación de Poché era lo único que iluminaba el espacio donde entre las sombras los restos de una deliciosa cena se encontraban sobre la mesa que estaba pegada al ventanal que daba al balcón exterior, blusas y pantalones esparcidos por la habitación dejando un camino de la mesa a la cama, lugar donde la pareja de mujeres se encontraba en ropa interior, bajo las sábanas y fundidas en un beso interminable.

- ¡espera! -Daniela rompe el beso- dijimos que solo besos y tus caderas están comenzando a moverse de tal forma que generan fricción con mi entrepierna y estoy comenzando a enloquecer.

-Lo siento amor- Poché se separa de Daniela y se recarga en la cabecera de la cama, no sin antes sacar de la mesa de noche una camiseta ancha que se colocó y cubría gran parte de su cuerpo, acción que genera un sonido en forma de queja por parte de la castaña- es solo que me es imposible controlarme y de manera automática mi cuerpo actúa por impulso sin yo ser consciente de lo que estoy haciendo.

-Ven aquí- palmea el lugar junto a ella, instando a la fotógrafa a recorrerse y pegarse a ella- yo al igual que tu deseo esto, no tienes idea de lo que significa para mí no arrancarte la ropa en este instante y hacerte mía como la primera vez- comienza a pasar sus manos por el pecho, abdomen, cadera y termina colocando su mano en el trasero de Poché, el cual aprieta ocasionando que un gemido abandone la garganta de la fotógrafa, quien reacciona colocando su mano en la espalda de la castaña para acercarla más a ella y retomar el control de la situación.

-Señora Daniela está jugando con fuego y nos vamos a quemar- Poché le susurra al oído al tiempo que acariciaba su espalda baja, trasero y pierna, la cual Daniela subió encima de la fotógrafa para que esta colocara una de sus piernas en medio de ella y poderse frotar haciendo que Poché sintiera toda su humedad.

-Entonces quemémonos un poco-responde Daniela intensificando su movimiento de cadera, al tiempo que María José dejaba un camino de besos del cuello a los pechos de la castaña, los cuales, incluso a través de la tela de la ropa interior dejaban ver la excitación a través de sus erguidos pezones.

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