Siempre creí que, si tuviera que escribir una historia, el primer capítulo iniciaría con una tormenta. Después de todo, vivía en un sitio donde casi siempre llovía.
Pero luego pensé que existían cosas más interesantes que la lluvia: las flores, las estrellas, el cambio de estaciones. Aunque todavía era invierno, la primavera se abría paso en las grietas de los adoquines y en los brillantes rocíos de flores silvestres.
La primavera había llegado adelantada, casi al mismo tiempo que Asher llegó a mi vida.
Al principio me reprimí como medida de autodefensa para evitar el dolor de perderlo, pero en poco tiempo logró atravesar aquella barrera. Siempre me sentía más seguro cuando estaba con él. Solía bromear o coquetear, pero nunca mostró verdadero interés en el tema, así que asumí que simplemente era su manera de ser.
Una vez que salimos de la última clase, Asher se quejó por el regaño de la profesora de química.
—No entiendo la conmoción —dijo, frunciendo el ceño.
—Sí, bueno, creo que la profesora nunca esperó que contestaras "lo contrario a un casualdehído" cuando te preguntó qué es un formaldehído —respondí, riendo suavemente.
Asher se encogió de hombros, tratando de restar importancia al incidente.
—Vale, no pensemos mucho en ello, creo que no estaba en mi momento de mayor lucidez.
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Una primavera llamada Asher
Teen FictionEn el mundo de Dominick Decker, la marca de flor con la que se nace lo es todo, por lo que él, siendo un desmarcado no puede más que sentirse excluido, al fin y al cabo, la popularidad y el valor están definidos por aquello que no tiene. Con la ment...