En el mundo de Dominick Decker, la marca de flor con la que se nace lo es todo, por lo que él, siendo un desmarcado no puede más que sentirse excluido, al fin y al cabo, la popularidad y el valor están definidos por aquello que no tiene.
Con la ment...
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"Si necesitas algo, no dudes en decírmelo", fueron las últimas palabras de Ewart antes de que yo bajara del auto. Con esa promesa resonando en mi mente, los últimos metros bajo la lluvia se impregnaron de una persistente melancolía.
No era la respuesta que esperaba, pero sí la que necesitaba: que era yo quien debía de formar mi propia conclusión de él.
Me detuve junto a la valla de madera donde terminaba el jardín y le miré por encima del hombro, capturando su sonrisa cálida.
«Tal vez no nos volvamos a ver» pensé con desazón y entré en la sala.
A pesar de mis esfuerzos, no podía recordar cómo me hice amigo de Ewart, ni qué fue lo que nos distanció. No quería volver a alejarme de él, ni tampoco deseaba que lo mismo sucediera con Asher.
Los nuevos sentimientos me embargaban, trayendo consigo una alegría que, paradójicamente, me fatigaba. No sabía con certeza por qué dolía, pero culpaba a la esperanza que había mantenido hasta entonces.
No esperar nada debía ser tan liberador.
De repente, sacado de mis pensamientos, escuché unos pasos acercándose. En el momento en que me giré, noté a mi abuelo recargado en el pilar de la entrada.
—Llegas muy tarde para haber tomado un taxi y demasiado temprano para haber caminado. ¿Descubriste una función turbo en tu bastón?