Solía pensar que la soledad me acompañaría por siempre. Durante años, intenté ser normal, solo para tropezar una y otra vez con la cruda realidad de mi diferencia. Perdí la cuenta de las veces que me esforcé en encajar, solo para regresar al mismo ciclo desolador.
Pero el que mis diferencias fueran irrelevantes para Asher me llenaba de una mezcla de alegría y temor. De alguna manera, su sola presencia tenía el poder de repararme, pero al mismo tiempo, encendía una esperanza que me aterraba.
¿Volveríamos a hablar? ¿De qué podría conversar sin mostrarme aburrido? ¿Qué haría si él conseguía más amigos y los prefería a ellos? ¿Y si yo me convertía en un estorbo luego de eso?
Odiaba que mi mente hiciera tantas preguntas ya que todas me llevaban a la misma respuesta: la realidad no está hecha de sueños. Y, basado en mis experiencias, Asher se alejaría tarde o temprano.
De vez en cuando mi mirada se dirigía a la ventana abierta con la esperanza de verlo. Y aunque en ningún momento lo encontré, el aire tibio que flotaba, la esencia de los jazmines y la luz clara del sol eran suficientes para recordarlo.
Al llegar la hora del descanso no pude verlo en la cercanía y un escondido suspiro se me escapó, mezcla de alivio y pesar.
Seguí mi camino de siempre hasta que un extraño instinto me obligó a voltear. En el instante en que di la vuelta, encontré a Asher con la mano en el aire, a punto de tocarme.
ESTÁS LEYENDO
Una primavera llamada Asher
Teen FictionEn el mundo de Dominick Decker, la marca de flor con la que se nace lo es todo, por lo que él, siendo un desmarcado no puede más que sentirse excluido, al fin y al cabo, la popularidad y el valor están definidos por aquello que no tiene. Con la ment...