En los días difíciles, me gustaba contemplar el cielo y reflexionar sobre las cosas positivas, recordándome que las sombras también son necesarias. Sin embargo, la existencia de Evren era una sombra sin justificación, que nublaba mi mente y me robaba la paz..
«También hay cosas buenas que tienes sin merecerlas», me recriminó mi voz interna. «Como Ewart».
Hacía más de una semana desde que Evren interrumpió mi tranquilidad, y, aunque intentaba no agobiar a Ewart con mis preocupaciones, finalmente llegué a un punto en el que no podía ocultar mi malestar y él pareció percibirlo.
Nos encontrábamos sobre una jardinera, intercambiando mi cuaderno para continuar un dibujo. Luego de unos minutos, las líneas se habían convertido en una mezcla de formas sin sentido.
Le extendí de regreso el cuaderno y lo miré de reojo. Su cabello violeta se balanceaba despacio con el viento y creaba pequeñas ondas.
Él ladeó la cabeza y me pilló observándolo.
—Te noto decaído. ¿Quieres contarme qué sucede?
«Eres un maestro del disimulo, Dominick».
—No realmente —respondí—. No quisiera agobiarte con mis problemas, especialmente porque estos en particular son culpa de mi mente y sus escenarios fatalistas.
ESTÁS LEYENDO
Una primavera llamada Asher
Teen FictionEn el mundo de Dominick Decker, la marca de flor con la que se nace lo es todo, por lo que él, siendo un desmarcado no puede más que sentirse excluido, al fin y al cabo, la popularidad y el valor están definidos por aquello que no tiene. Con la ment...