En el mundo de Dominick Decker, la marca de flor con la que se nace lo es todo, por lo que él, siendo un desmarcado no puede más que sentirse excluido, al fin y al cabo, la popularidad y el valor están definidos por aquello que no tiene.
Con la ment...
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La gente no te ve a ti. Ve lo que tienes: tu dinero, tu linaje, tu posición.
Y en mi mundo, las etiquetas van aún más lejos. Aquí nacemos marcados, literalmente.
Desde el momento en que llegamos al mundo, una pequeña mancha borrosa aparece en nuestra piel. Con el tiempo, crece, define sus bordes y toma la forma de una flor.
Pero esta marca no es solo un adorno: es un símbolo que lo dicta todo. La belleza de la flor y el lugar donde aparece determinan si te mirarán con admiración o desprecio. Las flores grandes y visibles te elevan; las pequeñas o escondidas te condenan al olvido.
Y en el escalón más bajo de esta jerarquía estaba yo: un desmarcado.
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