5.Secretos para guardar.

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Catalina podía oír las voces apagadas del piso de abajo, pero no entendía mucho. Sin embargo, había una voz en particular que le producía escalofríos. Sonaba oscura y agresiva, incluso más que la de Lucius. ¿Quiénes eran y qué hacían aquí? ¿Era ésta la reunión de la que hablaba Lucius?

Catalina no lo sabía y, por primera vez, no tenía demasiada curiosidad por averiguarlo.

En cambio, dejó que su cuerpo se deslizara por el suelo. Se abrazó las rodillas al pecho y esperó. Tal vez Draco se diera cuenta de lo que tardaba y volviera a por ella.

Su varita seguía tirada en el suelo, lejos de ella. A su mente volvieron los flashes de Lucius inmovilizándola contra la cama y destrozando sus labios. ¿Qué, en nombre de Merlín, le hizo hacer eso? ¿Y si entraba Narcissa? ¿Por qué no tiene ningún remordimiento ni una pizca de vergüenza? Pero, de nuevo, era un Malfoy. Probablemente era una versión peor de Draco, lo que le hizo preguntarse si Draco se volvería así cuando tuviera su edad. Esperaba que no.

Involuntariamente, sus dedos rozaron sus labios, sintiendo aún su sabor a menta. Todavía podía oler su fuerte colonia en su ropa.

Por mucho que intentara convencerse de lo contrario, lo cierto es que se sentía atraída por ese hombre poderoso y casado. Le hacía sentir un cosquilleo en la piel y le provocaba incontrolables descargas de adrenalina que deseaba utilizar con él. Era algo parecido a un imán que la atraía.

Arrugando la nariz, se levantó del suelo y buscó una nueva camiseta negra lisa para ponérsela.

Esta camiseta tendrá que ser lavada a fondo, pensó.

Se sentó de nuevo en la cama y esperó, y esperó, y esperó...

Los minutos se convirtieron en horas y, finalmente, oyó que las voces se desvanecían. Se fueron.

De repente, se oyeron unos pasos apresurados y pesados que se dirigían a su habitación. La puerta fue empujada con agresividad, siendo golpeada contra la pared. Un preocupado Draco con el pelo revuelto estaba de pie en la puerta.

"Estás bien". Respiró, calmándose ligeramente.

"¿Por qué no iba a estarlo?" Preguntó ella con calma, preguntándose qué le había pasado. Sus ojos mostraban una preocupación genuina, algo que no había visto antes en su amigo.

"No importa sólo..." se pasó una mano por su pelo rubio. "Me preocupé cuando tardaste en volver".

Catalina levantó una ceja con suspicacia, notando que Draco seguía de alguna manera agitado. No era tonta, algo pasaba y él no le decía qué.

"¿Y por qué has tardado tanto en darte cuenta y venir a rescatarme?" Insistió.

"Catalina sólo no me pidas que te diga lo que no puedo..." suspiró, derrotado.

"¿Por qué, Draco? Pensé que podíamos contarnos cualquier cosa". Ella dio un paso adelante, su rostro se suavizó.

"Sí, pero no esto. No es mi elección en el asunto". Él suspiró, evitando sus ojos color avellana que parecían que lo atravesaban. Se sentía vulnerable y culpable por mentir a la única persona que se preocupa por él. "Siento no poder contarte todo, Catalina". Estiró los brazos y la atrajo hacia su pecho en un cálido abrazo. Draco apoyó su barbilla en la cabeza de ella mientras le frotaba la espalda de forma reconfortante.

Royal Blood |Lucius Malfoy ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora