Royal Blood |Lucius Malfoy ✔️

30. Su pequeño secreto.

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Catalina fue arrojada por Bellatrix y los mortífagos en el sótano. Cayó sobre el frío y duro suelo, arañándose las palmas de las manos. Varias líneas de sangre aparecieron en su piel, haciéndola sisear de dolor.

Lucius se paseaba por el comedor con las manos a la espalda, pensando. Tenía los ojos rojos e hinchados y el pelo hecho un desastre. Ya ni siquiera parecía él mismo. Millones de pensamientos pasaban por su mente, desde preguntarse cómo sabía tan poco de Catalina hasta cómo se había metido en este lío. En primer lugar, no podía creer que se hubiera enamorado de una muggle. Toda su vida, incluso hace unos minutos, seguía creyendo que los muggles estaban por debajo de los magos. Apoyaba la supremacía de los magos con todo su corazón, incluso en ausencia de Voldemort. Simplemente ya no quería formar parte de los mortífagos, pero sus creencias seguían ahí. Pensó en cómo en segundos, todo lo que apoyaba se desmoronó bajo una impactante confesión de la persona que amaba más que a sí mismo. Una muggle. Personas de las que estaba en contra y a las que consideraba inferior. Ahora se preguntaba cuál era su posición en todo este asunto. ¿Podrían gustarle los muggles sólo por eso? Por supuesto que no. Pero no iba a renunciar a ella porque fuera muggle. Odiaba a los muggles. A todos los muggles menos a ella.

Pero aún así, esclavizar y matar muggles la incluiría a ella también. Nadie soportaría una excepción sólo porque él lo dijera. Tenía que elegir un bando. Y por ella, bueno, podía soportar ser humillado por afiliarse a los muggles. Haría cualquier cosa por ella. ¿Pero cómo? ¿Cómo podría sacarla de aquí? Todos los mortífagos lo estaban observando y pronto, Voldemort estaría allí. No podía arrastrar el tiempo y hacerse matar ahora mismo en su intento de ponerla a salvo, simplemente porque no sabría qué le pasaría a ella si él muere y entonces, desde luego, no podría ayudarla. Y por otro lado, no es que su muerte impida a Voldemort matar a los muggles. Ella seguiría estando en peligro.

Draco lanzó a su padre una mirada de odio. Despreciaba que fuera un Malfoy y que lo arrastraran hasta aquí. Y ahora, Catalina tenía que pagar el precio también sólo por su culpa. Aunque odiaba la situación entre ella y su familia, seguía preocupándose por su mejor amiga. Ella era la mejor persona de su vida y no podía soportar verla morir.

Lucius decidió que trataría de aconsejarlos con respecto a Catalina, haciendo ver que aún estaba de su lado.

Mientras todos estaban ocupados y agitados, Snape bajó al sótano. Miró a la pobre chica que estaba tumbada en la fría piedra, abrazando las rodillas contra el pecho y llorando en silencio. Notó cómo temblaba ligeramente por el frío, poniéndosele la piel de gallina.

—"Señorita Fawley". —Habló en voz baja.

Ella levantó ligeramente la cabeza pero se asustó del mortífago que tenía delante. Usó sus manos para empujar todo su cuerpo hacia atrás hasta que su espalda quedó presionada contra la pared opuesta. Empezó a temblar de miedo.

Abrió la mano, mostrándole un collar familiar que había recibido como regalo de Arthur Weasley.

—"Esto se cayó de ti". —Explicó. —"Si estoy en lo cierto, esta piedra es lo que creo que es. La necesitarás más adelante".— Se agachó lentamente y la colocó en el suelo, lo suficientemente cerca para que ella pudiera alcanzarla.

Le dio la espalda y se dispuso a marcharse, pero no antes de echarle una última mirada por encima del hombro.

— "Siento que te esté pasando esto". —Su rostro se suavizó al decirle esas palabras de corazón. —"No te lo mereces".— Y con eso, se fue.