Royal Blood |Lucius Malfoy ✔️

19.Cerveza de mantequilla.

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Cuando terminó la fiesta de Navidad, Catalina se despidió de los Weasley y decidió marcharse. Las tiendas ya deberían estar abiertas en Hogsmeade, así que decidió ir a comprar varias hierbas para preparar su rutina de cuidado de la piel. Sería más fácil si se limitara a comprar cosas muggles, pensó, pero había cierta satisfacción en preparar tus propias cremas hidratantes.

Entró en la Botica y sus ojos recorrieron los estantes con diferentes ingredientes. Recordó que su piel era muy sensible y que la más mínima suciedad le provocaba acné, así que por ahí debía empezar. Sus ojos se posaron en el ingrediente que buscaba, pero el estante estaba demasiado alto para alcanzarlo.

La chica bajita se levantó de puntillas y estiró la mano para alcanzar la pequeña botella. "Vamos". Las puntas de sus dedos casi lo tocaron pero sintió que su propio peso la arrastraba hacia abajo. La chica resopló molesta. Cuando estaba a punto de alcanzar su varita, una figura alta que venía detrás de ella agarró la botella.

Se dio la vuelta, enfadada, dispuesta a montar una escena, pero las palabras se le atascaron en la lengua cuando vio quién estaba frente a ella. Su rostro se tiñó de rojo, pero ya era demasiado tarde para ocultarlo. Levantó una ceja mientras sostenía la pequeña botella frente a ella.

—"Profesor..." —su voz salió como un susurro.

—"Supongo que estaba buscando esto". —Le entregó el frasco. Ella se tragó el nudo en la garganta y lo tomó con dedos temblorosos.

—"Gracias".— Encontró la confianza para decirlo. Antes de darse cuenta, pasó junto a él, hacia el mostrador y fuera de la tienda.

Catalina se puso una mano en el pecho para calmar su respiración. Vamos, Catalina, no puedes correr así siempre. En dos días tienes clases con él.

Sacudió la cabeza y trató de deshacerse de los pensamientos. Pasó por las Tres Escobas y decidió entrar y pedir una cerveza de mantequilla. Después de todo, no tenía nada importante que hacer ahora. Tomó su cerveza de mantequilla y probó su dulce sabor. Le recordó mucho a su tercer año, cuando ella y los gemelos tomaban cerveza de mantequilla a escondidas en Hogwarts. Dulces tiempos.

De repente, una sombra se alzó sobre ella. Levantó la cabeza y se encontró con un par de ojos azul oscuro. La miraban fijamente con una emoción que no podía precisar. Catalina se limpió la boca de cerveza de mantequilla y le dedicó una media sonrisa.

—"Señor Malf-Lucius". — Se corrigió a sí misma.

Miró el pequeño local, poniendo cara de asco.

— "Catalina". — Sus ojos se volvieron hacia ella, reconociendo. —"¿Quiere acompañarme a dar un paseo?" —Le ofreció la mano. Avergonzada, Catalina miró a su alrededor para ver si alguien lo veía pero, para su sorpresa, nadie lo hizo. Los lugareños tenían problemas peores que cotillear sobre el mago más rico del país.

Tomó su mano y tomó las bolsas con sus regalos de los Weasley y salió. Le cogió la mano, entrelazando sus dedos con los de ella. Ella no podía superar lo atractivo que era que su mano se perdiera en la de él. Se mordió el labio, intentando evitar un chillido.

Él la condujo por las calles atestadas de gente, sin decir una palabra y sin importarle la gente que los miraba. Vale, quizá estaba equivocado. Tal vez sí les interese cotillear. Se escucharon algunos susurros, entre ellos el nombre "Malfoy". Miró al frente, sin importarle lo más mínimo. Catalina se sintió tan avergonzada que se abrazó a todo su brazo, sosteniéndolo frente a ella para protegerse mientras ambos caminaban.