48.Todo sobre ella.

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Los ojos de Catalina se abrieron de par en par ante las dos palabras que nunca pensó que escucharía de él.

"¿Qué?" Quiso asegurarse de que sus oídos no la engañaban.

"¡Cásate conmigo!" Repitió esta vez, sonriendo. "Sé que debería haberlo hecho bien, con un anillo, pero yo te prometo que te compraré el anillo que quieras en cuanto pueda".

"¡Cállate, idiota!" Catalina le agarró la mejilla y tiró de él para darle un beso apasionado. "Sí, absolutamente sí. No necesito un anillo para eso". Le sonrió, sintiendo mariposas bailando en su vientre.

"Recibirás el más hermoso, a pesar de todo". Acarició su mejilla con suavidad, haciéndola reír. "Te mereces todo lo del mundo".

Durante un rato, tanto Catalina como Lucius se tumbaron con las piernas entrelazadas, estando cubiertos únicamente por una fina sábana blanca. Ella apoyó la cabeza en el pecho de él mientras dibujaba círculos imaginarios en su piel. El brazo de él la rodeaba y se encontraba mirándola fijamente, sin poder creer que ella estuviera, efectivamente, en sus brazos.

Los dedos de Catalina viajaron a su brazo y sobre la marca oscura que comenzó a desvanecerse. Instintivamente, él echó el brazo hacia atrás y debajo de la sábana para ocultarlo de ella, pero ella lo agarró y tiró hacia atrás.

"No te preocupes, ya no me da miedo". Ella le sonrió, mirando sus ojos preocupados.

"Sigue siendo un recuerdo de cómo la cagué y te puse en peligro". Habló en voz baja.

Ella se acurrucó más cerca de su lado, inhalando su aroma.

"Pero ahora estoy aquí y no voy a ir a ninguna parte". Su cara estaba enterrada en el pliegue de su cuello.

El suspiró.

"¿Realmente amas a Severus?" Preguntó, sin estar seguro de si quería escuchar la respuesta o no.

Catalina frunció las cejas.

"Sí, supongo que sí. Sigue siendo mi marido, pero tengo un amor diferente hacia él. Como que no quiero hacerle daño, quiero estar ahí para él pero también te quiero a ti". Era difícil para ella explicar lo que sentía hacia los dos. Los dos eran los padres de su hija: uno biológicamente y otro que la convirtió en lo que es hoy. La pequeña Lucille compartía un fuerte vínculo con ambos.

"Se nota que él también te quiere. Mucho". Le acarició el pelo.

"¿Cómo?" Ella levantó la cabeza con curiosidad.

"Porque quiere que seas feliz. Creo que esa es la mejor prueba". Le besó la frente.

Catalina suspiró.

"Es que siento que le he hecho mucho daño. Pero tampoco puedo vivir sin ti".

"Podemos arreglar algo, mi amor". Lucius le sonrió. "Pero ahora, tenemos una hija que atender". Tiró la sábana a un lado, haciendo que ella se estremeciera por un segundo y se le pusiera la piel de gallina. Cogió su varita y le dio dos ligeros golpes en el hombro. En un instante, su prometida estaba completamente vestida.

Hizo lo mismo con él y le ofreció la mano. Catalina saltó alegremente de la cama y comenzó a bajar las escaleras de la mano de él.

Encontraron a su hija en el vestíbulo, tratando de arreglar el vestido de Tilly. La cabeza de Catalina se volvió hacia Lucius, dejando escapar una risita.

Royal Blood |Lucius Malfoy ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora