Querida Madre:
El vuelo fue realmente cansado, no recordaba lo duro que era viajar de un país a otro, sin embargo aquí estoy. ¿Puedes creerlo? Estoy pisando la misma tierra que te vio nacer, estoy tan emocionada.
La tía Lucía me paso a recoger al aeropuerto y dijo algo que me dejó pensando "estarás bien, Ophelia, mira esto como una forma de sanar, Bibury tiene la magia de arreglar cosas" ¿Si puede arreglar cosas, por qué no pudo hacerlo contigo?.
Las calles de Bibury se pintaban de colores verdes y amarillos, con un toque de café. Era muy hermoso, pasamos por una calle llena de puestos de verduras y frutas, pero algo llamó mi atención en especial. Una cafetería-librería, podías leer los libros que ofrecían con un buen café, sin duda tenía que visitarlo.
Una vez me dijiste que no dejará de hacer lo que me gusta, que si me gustaba leer, entonces que acabará con cada libro del mundo, que si me gustaba escribir, que escribiera hasta que mis dedos dolieran, y aquí sigo, escribiendo cartas pensando que algún día tal vez las leas. Aunque se en el fondo que jamas las leeras.
Tomé mi violín en el estuche y lo colgué en mi hombro derecho, con mi otro brazo arrastraba mi maleta pequeña. La entrada de la casa de la Tía Lucía era muy grande, un jardín de tulipanes te daba la bienvenida. La casa abarcaba espacio, sin embargo era lo que sobraba, hectáreas y hectáreas de campo verde se extendían alrededor de la casa. Al fondo de la casa habia una pequeña bodega, alrededor corrian gallinas y sus pollitos. Y un par de caballas estaban amarrados a un arboil grande, el lugar era precioso.
- Se que es hermoso, pero espera a ver el lago, es bellísimo - dijo mi tía mientras me abría la puerta principal. Su casa por dentro era hermosa, con muchas fotografías de dos niñas, y jarrones de colores por cada mesa que había. Una bola de pelos me paso por las piernas, Susie, la gata de la Tía Lucía me dio la bienvenida. Creo que una de las razones por las que tanto me quiere, es porque nunca tuvo hijos, ¿crees que algún día tendré? Si es así, una de ellas llevará tu nombre, estoy segura de eso.
Conocí mi habitación, mi tía se encargó de hacerla parecer como un hogar, había una ventana con un pequeño sillón que daba vista al campo, un estante enorme de libros y un escritorio, la tia Lucia me dijo que los libros eran tuyos, pero lo que más ame fue la cama, es tan suave.
Tal vez Bibury no sea tan malo después de todo.Con cariño, Ophelia.
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Cartas de verano
Teen FictionOphelia a tan sólo tres meses de cumplir sus 18 años, decide pasar el verano en un pequeño pueblo donde su madre solía vivir de niña. Su tía Lucía la amaba tanto como podía hacerlo, y aunque la madre de Ophelia no estaba a su lado, siempre podía hab...