Narrador Omnisciente
La fiesta del cumpleaños del pueblo había iniciado, todos los habitantes se reunían en el salón comunitario, personas y más personas llegaban.
Lucía y su sobrina Ophelia ya hacían allí desde hace 1 hora, Lucía platicaba con sus amigas mientras la chica castaña sumida en sus pensamientos recargada en la pared. Spencer había dicho que no iría, y Rosalie estaba enferma así que estaba sola en medio de toda una multitud.
Para Ophelia, las personas eran intimidantes, solía quedarse en un rincón y ya sea con sus audífonos o con un libro podía distraerse, sin embargo estaba ahí sola sin hacer nada más que pensar.Bibury era un pueblo pequeño donde todos se conocían, y Ophelia no era muy sociable, así que ver a la joven les causaba curiosidad. Nadie ahí la conocía realmente, y Ophelia a primera vista era intimidante, su ceño fruncido, su mirada penetrante y sus ojos azules resultaban en que la gente se alejara. Sin embargo, Ophelia era una persona dulce, de pocas palabras pero muy amable, generosa y bondadosa, pero muy inteligente y aferrada a sus opiniones. Era una mujer fuerte y valiente, y su energía poderosa podía eclipsar a cualquiera.
Para ser un poco sarcástica y malhablada, era muy linda con la gente a su alrededor, y no era su culpa, pero era un gran cambio del barrio de América a el pueblo educado de Inglaterra. Era un cambio drástico pero ella sabía adaptarse muy bien. Y para la suerte de Ophelia, encontró al chico ideal.
Totalmente hipnotizado por la belleza de ella, mostrando su interés y demostrando lo mucho que le gustaba. A Spencer, le encantaba lo empoderada que era ella, sin que le moleste su brillo, y adorando cada parte de ella. Amando su sarcasmo, su inteligencia, que sea reservada y respetando su espacio. Spencer era un chico que entendía a los demás, que sabía cuando debía estar y cuando no, logrando hacerla sentirla cómoda, el era perfecto para ella, y ella era perfecta para el.
La vio ahí, recargada en una pared del salón comunitario, con la mirada perdida, luciendo su vestido blanco y su cabello corto, con sus hermosos ojos verdes. Sus pupilas se dilataron y su respiración se corto, el corazón le latía muy rápido y sus manos sudaban. La vio ahí, luciendo preciosa, encantadora y supo que se había enamorado, que lo había hecho perdidamente, y locamente. De fondo se emepezo a escuchar The night we met, era su cancion, la de ellos. Asi que se acercó a ella y la llevo al centro de la pista, Ophelia se sorprendio al verlo, pero aun asi tomo su mano. La tomaba de la cintura y ella recostaba su cabeza en el pecho de el. Podía escuchar su corazón, y se abrazaba de sus hombros, Ophelia se sentía segura, se sentía en paz y por un momento se olvidó de cualquier dolor que sentía, sólo eran ellos dos.
La música los envolvía, ambos bailaban a la par, sintiendo en cada nota musical un instante de felicidad.
El tomó la cara de ella entre sus manos, sus ojos se conectaron, podía sentir su corazón salir de su pecho, podía sentir como todos desaparecían a su alrededor. Sus labios se juntaron en un beso delicado y tierno, sin prisas y presiones, sólo eran ellos demostrando su amor, sólo eran dos jóvenes aprendiendo a amar, sólo era ella queriendo sanar y sólo era el eligiendo amar.
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Cartas de verano
Teen FictionOphelia a tan sólo tres meses de cumplir sus 18 años, decide pasar el verano en un pequeño pueblo donde su madre solía vivir de niña. Su tía Lucía la amaba tanto como podía hacerlo, y aunque la madre de Ophelia no estaba a su lado, siempre podía hab...