Querida Madre:
Bibury me abrazaba con su calidez, era un pueblo maravilloso, ahora entiendo el porqué fuiste tan feliz aquí.
Te dije que estaba lista para superarte así que hoy el es comienzo. Me levanté muy temprano y acompañe a la tía Lucía a misa, era hora de reconciliarme con Dios.
La Iglesia quedaba cerca de la floreria, así que después de misa me quedaría a trabajar.La misa transcurrió normal, los sermones, el evangelio, los cantos, todo como lo recordaba. Después de misa me quedé un rato más en la iglesia, tenía que arreglar unas cosas con Dios. Esta vez no le reclame por tu partida, ni mucho menos por mi dolor.
Acepto que hice mal, al fin de cuentas el no te llevo, tu te quisiste ir.
La tía Lucía me lograba entender muy bien, es esa figura materna que necesitaba. Además hay algo más que quiero contarte, deje los cigarrillos, se cuanto los odiabas además trato de mantener la calma escribiendo, leyendo o bien llorando.
-Estoy aburrido, quiero verte, porfis, porfis- me decía Spencer por teléfono
-Ven a la floreria y de aquí nos vamos a mi casa-
-como usted ordene jefa-Colgué la llamada y lo esperé, este día no había muchos clientes pero aún así había trabajo.
Estaba por cerrar la floreria cuando Spencer llegó por detrás, me rodeó en sus brazos y me dio un beso en la mejilla, podía oler su fragancia, sin embargo había algo extraño, reconocía ese aroma.-¿Desde cuándo fumas?- le pregunté
- No lo hago, mi padre si - dijo el, algo en su mirada no me convenció pero su sonrisa si
-Ok, te tengo algo- le extendi una rosa roja
-¿una rosa? Jamás me habían dado una rosa- dijo el
-De nada-
-Gracias cariño-El tomó mi mano y cargó mi bolso en su hombro, nuestras manos encajaban muy bien, el me hacía sentir bien.
Con Cariño, Ophelia.
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Cartas de verano
Teen FictionOphelia a tan sólo tres meses de cumplir sus 18 años, decide pasar el verano en un pequeño pueblo donde su madre solía vivir de niña. Su tía Lucía la amaba tanto como podía hacerlo, y aunque la madre de Ophelia no estaba a su lado, siempre podía hab...