Querida Madre:
Un lago iluminó mi camino, era realmente precioso, me desvesti hasta quedar en ropa interior, mi cámara la coloque en mi bolso y me dispuse a entrar al lago.
El agua fría tocó mis pies, y me daba un escalofrío por todo el cuerpo, pero aún así me seguí hundiendo hasta sumergirme por completo, sentía como el agua me relajaba los músculos.
Si tan sólo estuvieras aquí, podrías estar leyendo en el césped mientras levantas la mirada del libro de vez en cuando para observarme. Podría imaginar que estas aquí, pero no sería buena idea. Nadaba por el lago, se me venía a la mente la vez que me enseñaste a nadar, casi me ahogaba, pero tu jamás te rendiste hasta que aprendí.
Después de un rato salí del lago y me enrolle en la toalla, la manta que había puesto en el césped ayudó para no mancharme, había preparado sándwiches de pechuga de pollo, tus preferidos. Creo que necesitaba esto, la tranquilidad del lugar, los cantos de los pájaros, el ruido del lago, el aire rebotando entre los grandes árboles, la sensación de mis pies contra el césped, esto es lo que necesitaba.
Han pasado dos meses desde que te fuiste, aún tengo muchas dudas, muchas preguntas; sin embargo la que rodea mi mente todas las noches es muy compleja ¿Si tanto me amabas, por qué me dejaste sola?. Se que no eras feliz, pero porqué hacerlo, yo te necesitaba, te necesito. Mi corazón un llora cuando te recuerdo.
El día se me pasaba muy rápido en Bibury, los días eran soleados y no tenía muchos amigos, pero aún así disfrutaba de ver el ocaso por entre las montañas.
Mañana iré al centro, ayudare en el negocio de la Tía Lucía, ella tiene una floreria y te sorprenderias de lo mucho que vende.
Con cariño, Ophelia.
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Cartas de verano
Teen FictionOphelia a tan sólo tres meses de cumplir sus 18 años, decide pasar el verano en un pequeño pueblo donde su madre solía vivir de niña. Su tía Lucía la amaba tanto como podía hacerlo, y aunque la madre de Ophelia no estaba a su lado, siempre podía hab...