Ophelia
Caminábamos por la avenida, nuestras manos aún estaban entrelazadas, sentía la calidez de su piel.
Spencer me gustaba mucho, demasiado. El era un chico que valía la pena, me daba los buenos días, me acompañaba a comprar libros, o sólo leímos en el lago. Solía comprarme gomitas y los domingos que mi tía Lucía se iba a la iglesia, el pasaba el rato conmigo.
Tengo miedo de enamorarme, no se lo que va a pasar en septiembre, sólo se que el me gusta.
Unas gotas caían en mi frente, la lluvia empezó con fuerza, quedando mojados. Spencer me llevaba de la mano, corrimos por la avenida juntos.
Me detuve y solté su mano, el rápidamente se volteó hacia mi.
-¿Nunca has pensado lo poco que disfrutas de la naturaleza?- le pregunté
-No, nunca-
-La lluvia es hermosa, es como si el cielo llorara por que sus nubes se sienten mal-El soltó una risa y tomó mi cara entre sus manos, me miraba a los ojos, sentía el agua en mis pestañas pero aun así mantuve el contacto. Su pulgar bajo hasta mis labios, recorría mi labio inferior con su dedo mientras su ojos no dejaban de ver mis labios. Inconscientemente entre abrí mis labios, y subí mis ojos a los suyos.
La lluvia aún remojaba nuestras ropa, un escalofrío me recorrió el cuerpo, Spencer se acercó aún más a mi, recortando la distanció entre nosotros con un beso, sus labios eran suaves, y se movían a la par de los míos. El beso era sin prisa, disfrutando uno del otro, sus manos bajaron a mi cintura atrayendome más a el, mis manos recorría su nuca, jalando su cabello.
Separó nuestras bocas aún sintiendo su respiración, relami mis labios por inercia ganandome un suspiro de su parte. Me sonrió, sus pupilas estaban dilatadas, y aún podía sentir sus labios sobre los míos.
Se supone que este verano era de superación, no tenía en mis planes enamorarme, pero el no ayudaba, con sus ojos verdes y su cabello rubio.
Spencer era la demostración de todo lo que me gustaba, y ahora descubrí algo más, sus besos me gustaban aún más.
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Cartas de verano
Teen FictionOphelia a tan sólo tres meses de cumplir sus 18 años, decide pasar el verano en un pequeño pueblo donde su madre solía vivir de niña. Su tía Lucía la amaba tanto como podía hacerlo, y aunque la madre de Ophelia no estaba a su lado, siempre podía hab...