1. Internado

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Barbie


Tocaron la puerta del Penthouse en donde mamá y yo vivimos.

Para ser más específicas del por qué vivimos en un Penthouse la explicación es simple: mi madre, mi progenitora, la que me dio la vida es la grandiosa Victoria Vivaldi (Tori para los amigos) creadora y dueña de una de las marcas más famosas del mundo: V&V.

Tenía una zapatilla en la mano y la otra sin atar los cordones y justamente por eso fue el porqué de mi caída. Me tropecé con los cordones desatados en el último peldaño de la escalera y caí de cara contra el piso.

No te ates los zapatos, decían. No te caerás, decían.

Me levanté al instante para disimular que nada había pasado y justo en ese momento mamá entro a la sala con sus lentes de medida cuando vuelven a tocar la puerta.

- átate los cordones. Te puedes caer - si... claro... me senté en el sofá para hacer lo que mamá pidió y ponerme la zapatilla que me faltaba - ¿iras así? - me preguntó alzando una ceja al ver mi atuendo inquisitivamente y yo asentí.

Era raro e irónico ver a la hija de una diseñadora de modas en jeans, polo suelto y converse, pero ese era mi atuendo cuando iba a ver a papá y aunque las zapatillas me quitaban casi quince centímetro -los milagros que hacen los tacos - me gustaba y estaba cómoda.

Mamá abrió la puerta y escuché la voz de papá.

- Tori, te ves linda como siempre - escuché un bufido de mi mamá y lo dejó pasar - ¡hey! Mo ¿qué onda?

Papé es el famoso y atractivo corredor de autos: Jack Miller. Con su Dallara DW12 siempre gana y aunque nadie sabía que él es mi papá, para mí solo basta con que me venga a visitar.

- no, papá - le dije poniéndome de pie, ya lista - no digas "qué onda", solo di "hola, Mo ¿cómo estás?" ¿Entendido?

- bien, señorita Mo, como usted diga - dijo papá sarcástico y revoleé los ojos - vamos

Empezamos a ir a la puerta, pero mamá nos interceptó.

- vengan temprano, tengo... tenemos algo importante y cuídate - papá iba a decir algo, pero ella fue más rápida - se lo decía a Barbie, no alucines - reí y mamá dejó un sonoro y pegajoso beso en mi frente. Como odiaba que mamá besara con su lápiz labial y ella lo sabía, solo que a veces las madres tenían la necesidad de molestar a sus hijas.

Salimos y nos embarcamos en el Bugatti Veyron negro de papá directo a la pista.

En el camino papá no paraba de contar chistes realmente malos y yo intentaba dejar fija mi vista a la carretera aunque la hay vista mil veces antes.

- el ultimo - dijo el hombre que estaba a mi costado y yo respondí con un "bien" - un día Dios entra a un bar y todos empiezan a reír ¿por qué?

- ¿por qué, papá? - dije casi cantando y moviendo mi cabeza de lado a lado.

- porque es la gracia de Dios - y empezó a reírse, solo - ¿entiendes? - asentí sonriendo falsamente y volví mi vista hacia la ventana.

Papá estaciono su Bugatti Veyron al costado del Dodge Charger R/T del 1996 de Gus, un chico de veinte años con ojos marrones, cabello castaño y buen cuerpo quien era algo así como el "aprendiz de papá", recién se estaba metiendo al mundo de las carreras profesionales aunque antes ya había competido en las ilegales -según él y papa eran las que de verdad te enseñaban.

- ¡hey, Gus! ¿Qué onda? - preguntó papá y yo me golpeé la frente con la palma de mi mano al volver a escucharlo decir esas palabras.

- bien, supongo, Jack - contestó Gus y luego sus ojos marrones repararon en mí y me sonrió - ¿qué tal, Mo?

¡No soy una barbie!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora