25: Pensamientos

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Narra Anna:

Hoy era un día normal, común y corriente. Me levanté con los putos rayos del sol que daban de lleno en mi cara (hasta había pensado que era Punzie que quería molestarme, pero no). Me dirigí al baño, tomé una ducha corta y me cepillé los dientes. Me puse un vestido color rosa palo son un pequeño cinturón café en la cintura y sandalias del mismo color.

Bajé las escaleras y me encontré con Punzie y Elsa preparando el desayuno

–Hola chicas–las saludé

–Hola Anna–ambas me sonrieron

–Mmm... ¡qué rico huele!–y era verdad, tenía un aroma espectacular

–Gracias–dijo Punzie alagada– Hay: Chocolate caliente con galletas y crema de vainilla, tu favorito.–le sonreí, ella sabía cual era nuestra comida favorita– También hay manzanas, uvas, jugo de limón, tartaletas y muffins para cada una

–Se oye delicioso–dijo una voz a mis espaldas que fácilmente reconocí

–Hola Mer–la saludamos

–Hola- hizo un gesto extraño que provocó que sacara una pequeña risilla– ¿Cómo amanecieron?

–Bien–dijeron Elsa y Punzie

–Con sueño–respondí. Mer alzó su mano y la atrajo hacia mí, haciendo que chocara con la mía

–Ayer la broma salió bien...–y las demás me apoyaron

–¡Claro! Si lo hicimos nosotras–empezamos a reír

–¿Y qué esperamos?–dijo la pelirroja sentándose en la mesa, y nosotras le imitamos

–¡A comer!–finalizamos todas

********************

–¿Dónde está?–me pregunté– ¿Dónde lo puse?

Estaba buscando mi diario dentro de mi habitación. Llevo buscándolo por casi 45 minutos y no lo hallaba "¿Qué le habrá pasado? De seguro le salieron piernas y se fue corriendo de aquí. ¡Se escapó! ¡Hay que buscarlo...!". Me reí de la estupidez que acabo de pensar.

Abrí nuevamente los cajones de mi tocador, y nada. No lo encontraba por ninguna parte. "Yo recuerdo haberlo puesto aquí la última vez... ¿o fue en el armario?". Me dirigí a mi armario, ¿y adivinen qué? ¡Nada! ¡Absolutamente nada!

–¡¿Es en serio?!–y solté un enorme suspiro de estrés. Iba a cerrar mi armario, pero algo me detuvo: un libro.

Con curiosidad, me puse de puntillas y estiré los brazos para poder alcanzar el libro... ¡Bien! Lo había logrado, pero por mi pequeña desconcentración había perdido el equilibrio y caí. "¿Soy estúpida o qué? Puedo volar". Me quejé del dolor que me provoqué por la caída. Me sobé el tobillo derecho y fijé mi vista en el libro rosado con líneas moradas. Me acerqué más y recién ahí pude apreciar el título: "Álbum de fotos". Sonreí por las letras que hacían ese título, eran cursivas y ligeramente inclinadas hacia la derecha. Me acordé el día en que decidí hacer un álbum con fotos de nosotras. Juré que jamás lo botaría o desecharía, no, en ningún momento haría eso.

Sin siquiera pensarlo, ya estaba pasando las páginas y viendo las fotos de nuestra niñez. "Qué lindo es recordar viejos tiempos...". Cada fotografía era de un día especial; ya sea un cumpleaños, una broma, una travesura, o simplemente una foto de nosotras cuatro divirtiéndonos. Cerré el libro por un momento, dejando un dedo entre dos páginas para no volver a buscar por dónde me quedé.

Estaba sentada en mi suave y blanda cama, repasando lo que hice hoy. Casi no tuve tiempo libre, y el que tenía, quería dedicarlo a mí misma. Vi el álbum que tenía en mano otra vez y sonreí levemente. ¿Cómo ellas podían aparentar una cosa, y luego ser todo lo contrario? Pues no lo sabía, nadie lo comprendía. La mayoría de las personas solo pensaban que eran unas princesas mimadas, que no hacían más que probarse vestidos, joyas, zapatos, carteras, y demás; pero eso no era verdad. Ellas no escogieron ser princesas, para nada. No merecían ser criticadas, burladas, o hasta insultadas por ciertas personas que no tenían ni idea de cómo era su vida. ¿Querían ser al menos un día de la realeza? Adelante, así verán cómo su vida era un infierno (no tan literalmente). Debían pasar horas sentadas en un escritorio leyendo y aprobando/negando papeles que se encontraban en su oficina. ¡Estaba harta! ¡Cansada de esta rutina! Si volviera a nacer y pudiera elegir a qué familia ir, preferiría mil veces ser una campesina pobre, a una princesa rica. No podía soportar esta vida de seriedad, frialdad y falta de diversión ¡Simplemente no podía! ¡Era un desastre! ¡Eso no era vida! Yo soy una chica alegre, extrovertida, animada y optimista; pero habían tantas obligaciones que cumplir, que eran pocas y raras las veces que podía compartir con mis amigas y hermana momentos de alegría. Los debían disfrutar al máximo, ya que no sabían si volviera a haber una oportunidad igual a esa. De ahí nació mi personalidad 'especial', era única, y me gustaba serlo. Amo estar rodeada de gente que me haga sentir bien conmigo misma, que no me critique como soy, y para eso tengo a mis amigas. Aunque últimamente no pasamos juntas mucho tiempo por las cosas del castillo y el pueblo, esas pequeñas conversaciones que tenían eran especiales, ninguna se comparaba con la otra.

La soledad es otro punto a partir. ¿Por qué la gente le gusta estar en la soledad? No sé la razón, pero sí se que por dentro se están haciendo daño, a ellas y a sus seres queridos. Sinceramente no soporto el sentimiento de estar sola. Me siento desprotegida, frágil..., inútil. Nada se compara con tener un poco de privacidad, pero estar solo/a es muy diferente. Unos dicen que es por su bien, otros que no les gusta socializar, y otros que se sienten incómodos, pero de ahí se aprende ¿no? Cada quien debe ser como es, y no le debe dar importancia lo que digan los demás, porque de ellos no se vive.

Olvidé esos pensamientos que inundaban en mi cabeza y me concentré en mi libro, pero algo húmedo que resbalaba por mi mejilla izquierda. Era una lágrima. Estaba sollozando en silencio, como todas las noches. Pensar en eso siempre me ponía triste y de mal humor, además que me acuerdo de mis padres y eso me entristecía aún más. La limpio con el dorso de mi mano y dejo el cuaderno rosado sobre mi cama. Me levanté de la misma y caminé hacia la coqueta, que quedaba al otro lado de la habitación. Me miré en el espejo y reí sin ganas "Estoy horrible"

Me dirigí al baño y me limpié la cara, pero algo llamó mi atención: Mi collar. Todas teníamos uno, nos los regalaron nuestros padres el día anterior al de su muerte. La cogí delicadamente entre mis manos y la acaricié. La mía era una letra "A" hecha de oro y tenía un diamante en el centro. Sonreí. No era una chica codiciosa o vanidosa, pero ese collar era muy valioso para mí. Era un recuerdo de mis padres que jamás olvidaría o desecharía. Me gustaba su exterior, hecho del más fino oro macizo encontrado en Noruega; pero me encantaba aún más su significado, su interior.

Salí del baño y me senté en mi cama. ¿Por qué a las personas buenas le pasan cosas malas? Aunque no siempre fuera así, no le encontraba ningún sentido, ninguna respuesta. Desde que nació, sus padres (y hermana) le enseñaron a ser humilde, amable y agradecida con los demás, pero no entendía por qué algunas personas no eran así. Ellas utilizaban su inteligencia y poder para la maldad, pero eso no les llevaría a nada, solo se llevarían la gran desilusión de estar solos/as, y no tener la confianza de nadie.

Suspiré pesadamente y me tiré en mi cama. ¿Por qué estaría pasando esto? Otra incógnita a la cual no tenía respuesta. Miré tras la ventana y vi que ya era casi de noche "Wow... duré mucho pensando en esto, casi tres horas". Me cambié por mi pijama y me acosté en mi cama, e intentar dormir, aunque sabía que iba a ser difícil.

♡ Vampire's Love ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora