6

341 28 14
                                    

***perspectiva de Pascua***

¿Qué estará pensando Rododendro? Seguro que ya se enojó conmigo por el besote que le planté.

No lo sé, se le veía muy pensativo, pero a pesar de todo, seguía chupando. 

Yo, por mi parte necesitaba pensar en un buen pretexto para explicarle cómo sucedió todo. Si supiera que lo besé para darle celos a Ferdinand, seguro me mata...

No, no, no, a ver, ya me estoy malviajando. 

-Carnalito- Le toqué el hombro para que me hiciera caso. -Hay que hacer de cuenta que esto nunca pasó.-

Rodo asintió antes de levantarse por otra botella de chupe. Al parecer cuando se trata de empedarse, estos güeyes no conocen límites. 

-AY WEY!- Chilló el de la capa, cayéndose de cara.

-Mejor yo lo traigo, carnalito- Dije, intentando pararme de allí. Estaba muy mareado, pero no tan mal, por lo que a pesar de tambalearme un poco, alcancé a ratearme unas cuantas botellas de brandy Huevototote que había detrás del mostrador. Llegué a la calle antes de que me vieran y destapé otra botella. 

-Rodo, ya traje el combustible- Dije riendo mientras el otro se levantaba con dificultad del piso.

Luego de eso, bueno... ahí nos tienen chupando y hablando sobre cualquier babosada. Nos acabamos cinco botellas entre los dos y después, ambos nos desmayamos sobre la banqueta, o bueno, eso creo que pasó...


***perspectiva de Rododendro***

No me acuerdo muy bien de lo que había pasado, sólo sé que despertamos en la banqueta como cualquier teporochito. 

Volteé a ver a mi compañero que se tapaba la cara con las manos para que el sol del mediodía no le lastimara la vista. Me le quedé mirando un largo rato. No sé por qué no le podía quitar los ojos de encima y empecé a sentir algo raro dentro de mí. Era extraño, pero no voy a negar que hasta cierto punto, me resultaba agradable. 

-¿Qué me ves, carnal?- murmuraba débilmente el filósofo, notando que le presté demasiada atención.

-N-nada...- Respondí apartando rápidamente la mirada.

Se escuchaban ruidos dentro del bar, así que volteamos a ver qué pasaba. Ferdinand y Gabrelle se encontraban en pleno idilio, sin importarles que hubiera más huevos y huevas mirando sus desfiguros. Ambos pusimos una cara de asco y decidimos irnos del lugar.

-Vente, carnalito, vamos a curarnos esta crrrrruda- Dijo Pascua tomándome de la mano.

Volví a sentirme algo nervioso al estar tan cerca. El estómago me cosquilleaba un poco, así que puse mi mano sobre éste, frotando levemente para calmar la sensación.

-Te pasa algo?- Preguntó el hippie, frunciendo el ceño.

-N-nada, nada...- Retiré la mano.

-Ah bueno- Se encogió de hombros y seguimos caminando.


¿Qué nos pasó?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora