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- Dices que el tal Juan desapareció justo el día que se reunieron los poetas esos...-

- Eh... sí...-

-¿Estaba teniendo alguna conducta extraña antes de su desaparición?-

-Bueno, él siempre se comporta medio rarito- Dijo la doncella poniendo una mueca de desagrado.

-Interesante...- Kie Hue Vo Ta se llevó la mano a la barbilla y entrecerró los ojos.

- El imbécil andaba bien raro pero yo pensé que nomás andaba bajoneado porque me vio con el tío...-

- Podría ser, pero es muy extraño que ni siquiera dejase una pista o algo para seguir su rastro...-

Ambas se quedaron en silencio un rato mientras la sargento maquinaba una teoría en la mente.


-Lo tengo!- Exclamó la cosmonauta, haciendo que los oficiales de policía que custodiaban la celda le reclamasen de muy mala manera que guardara silencio. -oh... perdón...- Ella agachó la cabeza con cierta vergüenza.

-a ver, dime...- Inés la miró, incrédula.

- Mira, en aquel momento en el que los poetas pelearon y el greñudito se fue todo ofuscado por la rabia, seguro se fue a tomar como es su costumbre y estando ebrio, seguramente su vulnerabilidad fue aprovechada por esos aliens que se lo llevaron. Esos mismos extraterrestres seguramente vieron en Juan un posible reemplazo para que nadie sospechara de la abducción...-

- tú crees?-

-estoy casi segura-

-Más vale que podamos encontrarlo, es un idiota pero pues se le quiere...- Suspiró la castaña.

- Yo te prometo que sí- La astronauta le puso una mano en el hombro a su interlocutora.


...


Mientras tanto, en el local del confeti...



Un trozo de papel china color púrpura y unos cuantos puntos de colores pintados por Confi con delineador de ojos fueron suficientes para que Rododendro aparentase ser uno de ellos. 

- Ya estás, carnalito, mírate- El menor de los hermanos hippies arrimó un espejo de cuerpo completo frente a Rodo.

- Cáspita!- Al poeta se le iluminaron los ojos cuando se vio.

Volteó emocionado a mirar al rastudo y con algo de nerviosismo le preguntó: -P-Pascua, me veo bien?- Sonrió levemente y sus ojitos marrones se cruzaron con la mirada casi sin vida del marihuano, el cual levantó el pulgar, tratando de mantenerse estoico aunque una tristeza lo estuviese carcomiendo.

- Eh? Qué tienes?- El trovador fue hacia él, sentándose a su lado.

- Estoy bien, carnal, no te preocupes- 

-No, Pascua, yo sé que algo te sucede, sabes que puedes confiar en mí-

- Neta, no es nada importante, ok?-

- Está bien que no me quieras decir, sólo quiero que sepas que me importas...- Lo miró directamente a los ojos. Pascua suspiró, parpadeando frenéticamente para disimular que las lágrimas comenzaban a formarse en sus normalmente enrojecidos ojos. Rododendro no podía con la impotencia de verlo así y no saber cómo ayudarlo.

Pascua hizo un ademán hacia Confi, el cual descifró lo que ocurría y llamó a los demás huevos de confeti.

-Banda, ahí les encargo al Rodo, es que necesito tantita privacidad, sale?-

- simón- Dijeron al unísono y se llevaron al poeta.


-Entonces carnal, qué es lo que pasa?-

-La neta tengo un desastre en la yema-

- y eso?-

-es que...- volteó a ambos lados para asegurarse de que no escuchara nadie. -Carnal, prométeme que no le dirás nada a Rodo- 

- por qué? te hizo algo malo?-

- Nada de eso, al contrario, se ve que Rodito es un ser muy amable y puro, no quiero lastimarlo con esto.

Es que tiene que ver con Ferdinand...-


¿Qué nos pasó?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora