38

140 14 8
                                    


-Entiéndeme, Gabrelle, soy un simple mortal, sabes que tengo mis necesidades-

-Pues sí pero qué te costaba aguantar tu calentura hasta que nos volviéramos a encontrar?-

- Fui débil, ok? O acaso tú no has cedido a las bajas pasiones a mis espaldas?-

-No...-

- Es que sabes que no sé estar solo-

-Se nota que la monogamia a ti nomás no se te da...- Dijo el de baja estatura, suspirando pesadamente. -Entonces no me necesitas a mi-

-Pero, Gabrelle-

-nada, ya me tienes hasta la madre- Gabrelle fue a empacar sus cosas para  irse de ahí cuanto antes. Pasó por la habitación donde se encontraba prisionero el hippie, lo quedó mirando un rato para después volver a lo suyo.

"Sabrá Rododendro de lo que hubo entre Ferdinand y Pascua?" Se preguntaba el trovador de capa azul mientras doblaba unas cuantas camisas. No sabía si él era el indicado para decírselo.

Sabía que Rodo ya sufrió demasiado en su vida como para soltarle esa pedrada que pudiera fulminarlo. No sabía qué sentir respecto a Pascua, una parte de su ser agradecía haber cortado aquel cable pero la otra llegaba a empatizar con aquel que al parecer no tenía ni idea de que Ferdinand ya tuviese una relación desde ese tiempo.

Dejó una nota diciendo:


" Me fui porque al parecer ni me quieres ni me necesitas, sólo te importas tú mismo y tu inconmensurable ego. No vayas a buscarme si sólo quieres usarme como un relleno para tu vacío interior.

Los dos sabemos que por más que te infles de halagos y narcisismo, estás hueco por dentro, no tienes cerebro, no tienes yema, no tienes nada...

Así que buena suerte con tu fama y fortuna.

Yo, aunque no niego que amaba los aplausos del público, me conformo con mi dignidad, algo que seguramente no conoces.

Atentamente, Gabrelle.

PD: te dejo mi boina porque no quiero tener nada que me recuerde a ti."



Luego de eso, emprendió la huida, corrió como alma que lleva el diablo y al poner los pies fuera de ese infierno, sintió automáticamente un peso enorme dejar su espalda. Respiró aliviado, aunque con los sentimientos encontrados al haber acabado con todo eso. En parte, era natural que le doliera la separación, pero sabía que sería peor quedarse soportando. No fue capaz de desprenderse de la capa que portaba, ya que quisiera o no, poseía un valor sentimental muy grande para él.


Se fue al bar, tratando de ahogar sus penas en tequila, pero al asomarse vio a Rododendro sentado junto a Inés y Kie Hue Bo Ta. Al no atreverse a decir algo, prefirió quedarse afuera, maldiciendo su suerte.

Rodo, por su parte, vio de reojo a Gabrelle pero no estaba seguro de que era él, ya que su vista estaba nublada de tanto beber. 

- Ora' qué tanto ves?- Preguntó Inés notando que el castaño no le prestaba atención.

-Lo siento, es que me pareció ver a alguien-

-achis! Y a quién?-

-No sé si conozcan a Gabrelle, también es poeta como yo-

-pues ni idea pero ahí no hay nadie- Dijo la sargento después de que el trovador se hubiera escondido detrás de la barda.









Créditos a @kalive_UwU

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Créditos a @kalive_UwU

¿Qué nos pasó?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora