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Pascua, desde el otro lado, se había acabado todos los porros que traía, dejando el lugar parecido a un campamento apache de tanto humo. A pesar de lo marihuano que estaba, su estado de relajación no le era suficiente para escapar de su realidad.

Entrecerró los ojos y miró directamente a la ventana donde sólo podía ver a un montón de albañiles que iban y venían cargando pesados bultos de cemento. Era extraño pero dos de ellos le resultaban algo conocidos. Ese par daba a notar que no tenían experiencia alguna en eso de la albañilería, ya que se veían cansados y sólo llevaban un bulto a la vez.

- Chaaaaales, estos carnales apenas están aprendiendo- Suspiró el hippie aún observando a los chalanes. -Se ven re tiernos, hasta se parecen a mí con el confi cuando estábamos morros... O al Rodito con su carnal...-

Después de un rato de análisis, se dio cuenta de que efectivamente eran ellos y no estaba alucinando por culpa de su hierbita especial.

Un extraño subidón de adrenalina lo hizo lograr deshacerse de sus ataduras para posteriormente intentar romper la ventana con la silla a la que estaba amarrado.

Hizo aproximadamente unos siete intentos antes de rendirse al ver que el vidrio templado no se rompería a sillazos. Sólo le quedaba esperar a que los poetas lo vieran y pudieran liberarlo, así que su esperanza no se extinguió del todo.


Mientras tanto, fuera del hotel, Rododendro y Gabrelle maquinaban alguna estrategia para encontrar a Pascua. 

El maestro albañil iba a necesitar que alguien subiera al andamio que habían traído él y Filoteo, lo cual era conveniente para los trovadores. Gabrelle se ofreció a subir, sin embargo le negaron la petición puesto que era su primer día y un inexperto no debía ir allá.

A Gabrelle le valió tres hectáreas, por lo que se apresuró a subir, siendo perseguido por el maestro albañil. Rododendro, que estaba haciendo la mezcla, aventó la pala tratando de salvar a su compañero, sin embargo su mala puntería la hizo golpear la ventana y romper un vidrio (no el del cuarto donde estaba Pascua).

Sabiendo que no podía hacer nada al respecto decidió fingir que iba al baño para buscar a Pascua, por lo que aprovechó el alboroto de Gabrelle y los albañiles para abandonar la obra.

Subió pisos y pisos llenos de escaleras inestables. No le importaba caerse, sólo quería ver al hippie y hasta llegaba a imaginar que tras su rescate, Pascua se sentiría tan conmovido que tal vez llegaría a corresponder sus sentimientos.

¿Qué nos pasó?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora