I. LA DESAPARICIÓN

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Mi nombre es T/n. T/n Byers. La hermana mediana de Jonathan y Will Byers y, al contrario de lo que la gente podría llegar a pensar por ser yo la del medio, mi madre me hace todo el caso que puede. Quiere mucho a todos sus hijos, se preocupa por nosotros y por eso la amamos.

Cuando ocurrió lo de Will, yo apenas tenía 14 años. Mamá cayó en una horrible depresión, parecía que estaba a punto de volverse loca, y yo era pequeña y estaba asustada. Era Jonathan quien me ayudaba a calmarme. Él solo era un año más mayor que yo, pero para mí, por raro que suene, era aquella figura paterna que me faltaba. Aquellos días, para mí y para mi familia y amigos, fueron un infierno. Pero creo que lo mejor es comenzar desde el principio.

Yo nunca conseguí hacer amigos. Iba a clase, como todos los demás, pero nunca nadie se acercaba a hablar conmigo, y yo no me acercaba a hablar con nadie. La gente creía que era rara, mis compañeros hablaban de mí a mis espaldas pensando que no me enteraba. Así que todos mis amigos, que eran pocos, eran dos años menores que yo; eran, en realidad, los amigos de mi hermano. Pero por lo menos ellos me trataban bien y no intentaban clavarme puñales por la espalda.

Era 6 de noviembre de 1983. Lo recuerdo bien. Los chicos y yo habíamos ido a casa de Mike para jugar a nuestro juego de mesa favorito: dragones y mazmorras. En el preciso instante en el que comienza mi relato, mi equipo y yo estábamos siendo atacados por un grupo de trogloditas.

-¿Oís eso? Eso no lo hacen los trogloditas - dijo Mike, justo antes de colocar otra pieza en la mesa -. ¡El Demogorgon!

-Estamos jodidos - mascullé -. Will, es tu turno.

-Pero no sé qué hacer - se quejó.

-¡Lanza una bola de fuego! - exclamó Lucas.

-Tendría que sacar un 13 o más - exclamó mi hermano de vuelta.

-Lanza el hechizo de protección - propuso Dustin.

Empezamos a discutir si Will debía usar la bola de fuego o el hechizo de protección. Mike nos gritaba para que nos diéramos prisa. Finalmente, Will decidió lanzar la bola de fuego, y tiró los dados, que salieron volando a algún sitio del sótano de los Wheeler.

Nos levantamos todos corriendo para ver qué número había salido, rezando porque fuese un 13 o más y que el Demogorgon no se fuera a comer a Will. La madre de Mike entró mientras buscábamos para decirnos que fuéramos acabando. A nuestra partida aún le quedaba un rato, así que Mike subió corriendo arriba para negociar unos minutos más. En realidad, ya llevábamos jugando 10 horas. Recogimos nuestras cosas y salimos de casa.

-A tu hermana le pasa algo - dijo Dustin al salir.

-¿A qué te refieres? - preguntó Mike.

-A que está super borde.

-Es porque se ve con ese capullo, Steve Harrington - explicó.

Levanté la mirada al cielo. Todos allí conocíamos a Steve Harrington. Qué digo, todo Hawkins lo conocía, toda Indiana me atrevería a decir incluso. Y sí, era un capullo.

Nos subimos en nuestras bicicletas para volver a casa, pero antes de que Will y yo empezásemos a pedalear, la señora Wheeler me llamó desde el interior de la casa.

-¡T/n, es para tí, cariño! - exclamó.

-¡Voy! - respondí. Me giré hacia Will -. Ve yendo si quieres.

-Muy bien, te espero en casa - respondió.

Sonreí y entré de nuevo a la casa. La señora Wheeler me tendía el teléfono.

-¿Sí? - pregunté, con la oreja pegada al auricular.

-Hola T/n, soy Jonathan.

-Hey. ¿Qué pasa?

Stranger Things // La Tercera de los Hermanos ByersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora