XXI. ENTRE MUNDOS

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Durante la caminata, me alejé de Steve y Eddie, que se quedaron hablando detrás, para ir charlando con Nancy y Robin.

-Es genial que os hayáis hecho amigas - comenté -. Ahora podríamos ir al cine las tres, ¿qué decís? Cuando matemos a Vecna.

-Solo si después invitas a cenar - dijo Robin.

-Invito yo - sé ofreció Nancy -. Me parece un buen plan.

-Guay.

El suelo volvió a temblar, y nosotros nos sujetamos a los árboles para no caernos.

-Vale, lo segundo que más odio del mundo: los terremotos - se quejó Robin -. Ya me cuesta mantener el equilibrio de por sí.

-¡Nance! - llamé, al ver que empezaba a alejarse.

-¿Adónde vas? - preguntó Robin, que luchaba por mantener el equilibrio -. ¡Nancy!

Me acerqué a ella y la ayudé a sostenerse en pie. Juntas, seguimos a Nancy. El suelo dejó se temblar cuando nos acercábamos. A lo lejos, estaba su casa, y rayos rojos caían del cielo cada cierto tiempo.

-Vamos - decidió Nancy, y seguimos caminando.

-¿Estás bien? - me preguntó Steve.

-¿Te has hecho daño? - siguió Eddie.

-¿Sientes algún mareo, o algo?

-Sí, ¿alguna señal de que se acerca una visión chunga?

-Chicos, basta. Estoy bien, en serio - respondí.

-Vale - dijeron al unísono.

-¿Os habéis hecho amigos ahí atrás?

-Oh, bueno. Hablamos - indicó Eddie. 

-¿De qué?

-De muchas cosas. Y de ti - confesó Steve.

Me sonrrojé al escucharlo, aunque era una de las posibles conversaciones que ya me había imaginado. No pregunté, y ellos no me dieron más información. El resto del camino a casa de Nancy - o a la casa "del revés" de Nancy - lo hice con ellos dos pegados a mí como si fueran mis guardaespaldas.

-¿Sabéis que por mucho que me sigáis tan de cerca no me protegeréis de Vecna, verdad?

No respondieron.

Llegamos a la casa. Nancy abrió la puerta. Dentro, todo era como en su casa real, pero sucio y lleno de enredaderas de esas.

"Es como nuestra casa, pero más oscuro. Está oscuro y vacío, y hace frío", había dicho Will. Aquellas palabras se habían grabado a fuego en mi memoria, y describían perfectamente aquel sitio.

-Joder - masculló Steve.

-¿Cuándo viene la criada, Wheeler? - bromeó Robin.

-Vamos. Mejor que no nos quedemos mucho rato - dijo Nancy.

La seguimos escaleras arriba, hasta su habitación. Pero, cuando abrió la caja en la que supuestamente deberían estar las pistolas, aparecieron dentro unos zapatos.

-Puede que me haya confundido, pero creo que buscábamos unas pistolas - dije.

-Podrías darle con los tacones, pero esperaba algo que lance un proyectil letal - indicó Robin. Contuve una risa ante la idea de Nancy lanzándole aquellos zapatos a Vecna.

-Ah… no lo entiendo - negó Nancy.

-Las habrás dejado en otra parte - supuso Eddie.

-Mi hermana tiene seis años, sé dónde guardo las armas. Además, estos los tiré hace años.

Stranger Things // La Tercera de los Hermanos ByersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora