XIV. LA CASA CREEL

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Era una casa antigua y abandonada. Pintada de un color azul oscuro, que en algún momento del pasado debió ser de un color brillante y lleno de vida, tenía las ventanas y la puerta tapadas con tablas de madera, quizá para alejar a los curiosos como nosotros. Aunque nosotros no éramos unos curiosos cualesquiera.

-Joder, es la casa de los Monster - comentó Steve.

Nos acercamos a la puerta. Con ayuda de un martillo, Steve y Nancy empezaron a quitar los clavos de la tabla que nos impedía el paso.

-A ver, ¿qué se supone que buscamos en este antro? - preguntó Steve.

-Una pista que nos ayude a saber cómo derrotar a Vecna - respondí.

-Puede. Lo que está claro es que esta casa es importante para Vecna - añadió Nancy.

-¿Porque Max la vio en el mundo rojo de la mente de Vecna? - siguió Steve.

-Básicamente.

-Genial…

-Puede que haya una pista de su ubicación - dedujo Dustin.

-Eso mismo, lo que yo digo - coincidí -. O de por qué ha vuelto, por qué mató a los Creel… Cualquier cosa que nos ayude a detenerlo antes de que vaya a por Max. O a por mí…

-Pero… no creéis que esté ahí dentro, ¿verdad? - preguntó Lucas.

-Ahora lo sabremos - respondió Max.

Nos apartamos cuando Steve y Nancy dejaron caer la tabla. Ahí estaba, la puerta de la vidriera con rosas.

-Está cerrada - señaló Steve tras intentar abrir -. ¿Llamo a ver si hay alguien en casa?

-No hace falta - dijo Robin. Levantó un ladrillo que tenía en la mano -. Tengo la llave.

Lanzó el ladrillo, que atravesó el cristal, y Steve metió la mano para abrir la puerta desde dentro. Al abrirse, lo hizo con un chirrido propio de las casa viejas en las películas de terror, y me puso los pelos de punta. Aun así, entré con los demás.

Dentro, las cosas estaban igual o peor que por fuera, llenas de polvo y telarañas, descoloridas por el paso de los años. Como era de suponer, tampoco había electricidad.

-Alguien no ha pagado la factura de la luz - bromeó Dustin.

-¿Tenéis linternas? - preguntó Steve al ver que todos encendíamos una.

-¿Es que hay que decírtelo todo? - dijo Dustin -. No eres un crío.

-Gracias.

Dustin hizo un gesto de asentimiento acompañado de un ruido y le pasó la mochila a Steve.

-Bolsillo de atrás.

Steve sacó una linterna y dejó la mochila en el suelo. Me miró y sonrió.

Empezamos a buscar, pero mi búsqueda se detuvo unos pasos más adelante. Debajo de las escaleras, el reloj de mi visión se encontraba lleno de telarañas y demás desperfectos, exactamente igual que el resto de la casa. Solo que el resto de la casa no lo había visto antes.

-Max - llamé.

Ella se acercó. Nos miramos. Era el que ambas habíamos visto, no cabía duda de eso.

-Eh, tíos - Max llamó a los demás -. Lo estáis viendo, ¿no?

-Sí.

-¿Este es el que viste… en tus visiones? El que ambas visteis - aventuró Nancy.

-El mismo. Más viejo y lleno de mierda - aseguré.

-Bueno, es… un simple reloj. ¿No?  - comentó Robin. Se acercó y pasó la mano por el cristal para quitar un poco de polvo -. Es un reloj normal.

Stranger Things // La Tercera de los Hermanos ByersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora