-¿Ese es Billy? - pregunté. Sí, sí lo era -. Joder, Steve, ¡acelera!
-¡Chocaremos!
-¿Qué importa? ¡Va a atropellar a Nancy y matarlos a todos, joder, dale al puto acelerador!
Steve obedeció. Acabábamos de llegar al centro comercial. Por cuestión de suerte, o tal vez no tanta, habíamos llegado en el momento exacto en el que Billy conducía su coche a toda velocidad directamente hacia Nancy, quien, pegada al coche, trataba de dispararle, sin éxito.
Chocamos con Billy justo en el momento en que este estaba a solo un paso de golpear a Nancy. El coche de Billy empezó a arder por la parte del motor. Al menos no iría a ninguna parte. Aunque puede que nosotros tampoco, no con ese coche, que había quedado destrozado.
-¿Estáis bien? - preguntó Steve.
-Pregúntamelo mañana - respondió Robin.
-¿T/n? ¿T/n, estás bien?
-Sí, sí.
No era cierto. Del golpe sí, claro, estaba perfectamente. Pero estaba muy preocupada.
-¡No me jodas! - exclamó Robin, señalando al techo del Starcourt.
El bicho-ejército-arma del Azotamentes estaba allí. Rugió desde allí arriba y yo busqué la mano de Steve, inconscientemente. Por alguna razón, aquella cosa me producía un miedo terrible. Puede que, de algún modo, una parte de mí supiese lo que pasaría al final.
A nuestro lado, otro coche tocó el claxon.
-¡Subid! - gritó Nancy.
Steve tiró de mí y subimos al coche mientras Lucas nos apuraba. Casi no me dio tiempo a cerrar la puerta cuando Jonathan arrancó.
-Mierda, mierda, mierda - repetí la misma palabra un par de veces.
Nos seguía. Aquel monstruo nos seguía. Jonathan aceleró y consiguió dejarlo algo atrás, pero aún nos seguía. Lento pero seguro.
Steve tiró de mí y me obligó a sentarme entre sus piernas, de modo que él pudo abrazarme por la espalda. Me dio un beso en la cabeza, y apoyó su cabeza contra la mía.
-Nos sigue - susurré, ya más calmada.
-Lo alejaremos de Starcourt - afirmó Jonathan -. Para que los demás puedan salir.
-¿Para que los demás puedan…? ¡Mierda! - exclamé.
Me sentí fatal, pero acababa de darme cuenta de su ausencia. Pensamos que estarían bien, porque pensábamos que habíamos dejado a Billy fuera de combate en el coche en llamas. Creo que estaría bien dejar de subestimar el poder de las personas controladas por el Azotamentes.
-Shh, tranquila - susurró Steve a mi oído -. Todo va a salir bien.
Asentí, aunque sin estar muy convencida. Miré a Robin, que nos quedaba en frente. Ella me sonrió, pero en seguida volvió e echar un vistazo nervioso por la ventanilla. Suspiré y me relajé entre los brazos de mi novio; allí me sentía a salvo, igual que con mi madre. Igual porque Steve tenía algo de madre, y por eso era el mejor niñero de Hawkins.
Aún así, el hecho de que el monstruo se acercara cada vez a mayor velocidad no me tranquilizaba demasiado.
De pronto, una voz femenina y desconocida salió del walkie que Robin sujetaba.
-Dusty-bun, ¿me recibes?
-Te recibo, Suzie-poo - respondió Dustin -. Ahora suena mucho mejor.
-Suzie… - dijimos Steve, Robin y yo, los tres a la vez.
Por un momento me olvidé del Azotamentes. Suzie era real… no es que no me lo creyera, nunca lo había dudado, pero, aún así, oirla fue algo revelador.
-Vale, escucha, ¿sabes la constante de Planck? - preguntó Dustin.
-¿Y tú que la Tierra gira alrededor del Sol? - respondió Suzie.
-Vale. Sé que empieza con dos seises y luego… ¿cómo sigue?
-Vale, a ver si me queda claro. No sé nada de ti en una semana, ¿y ahora quieres una ecuación matemática que ya deberías saber para poder… salvar el mundo?
-Suzie-poo, te prometo que te lo compensaré en cuanto me sea posible.
-Puedes compensármelo ahora.
-¿Qué?
-Quiero oírlo…
-Ahora mismo no.
-Sí, ya, Dusty-bun.
-Suzie-poo, esto es urgente.
-Sí, sí, estás salvando el mundo, ya me lo has dicho, pero Ged va a salvar Terramar y está a punto de enfrentarse a las sombras, así que Suzie se despide.
Parecía enfadada por el hecho de que Dustin no accediera a hacer a saber qué. Estaba claro que a Dustin le daba vergüenza porque sabía - de seguro que Suzie no tenía idea - que nosotros escuchábamos. Pero, todo sea por salvar el mundo, finalmente Dustin aceptó.
Nuestras caras de sorpresa cuando Dustin empezó a cantar Never ending story es indescriptible. Nos miramos entre nosotros, incluso Jonathan nos miró extrañado a través del retrovisor. Reprimí una carcajada mordiéndome el labio, pero la sonrisa afloró igualmente.
Suzie se le unió y, al cabo, yo misma empecé a tararear la melodía. Me gustaba aquella canción, y al parecer a Suzie también. Un punto más para ella.
-La constante de Planck es 6'62607004 - informó Suzie cuando acabaron de cantar.
-Acabas de salvar el mundo.
-Dios, te echo de menos, Dusty-bun.
-Y yo a ti más, Suzie-poo.
-Yo más multiplicado por todas las estrellas de la galaxia.
-No, yo te echo de menos…
La comunicación se cortó. De seguro Erica, que había estado a punto de vomitar por tanto romanticismo, apagó la radio.
La ausencia de voces que cantasen nada o que hablasen de una constante que yo ni siquiera conocía - ¿para qué la querrían? - me devolvió a la realidad como si me hubieran tirado un cubo de agua helada. Miré por la ventanilla, y por alguna razón, lo que vi me asustó más que si nos hubiera estado siguiendo todavía. Levanté la mano y la eché hacia atrás para agarrar el brazo de Steve. El gesto me recordó al momento en que Ce me había clavado las uñas.
-Steve… - llamé, sacudiendo su brazo y sin apartar la vista de la figura que se alejaba -. Está dando la vuelta.
-Mierda. Eh, tíos, esa cosa ha dado media vuelta - informó al resto.
-¿Qué? - exclamó Nancy.
-¡Que ha dado media vuelta! - repitió Steve.
-A lo mejor lo hemos cansado - supuso Lucas.
-No lo creo. Agarraos - avisó Jonathan, justo antes de dar un volantazo.
El coche derrapó para quedar en sentido contrario. El plan de alejarlo del centro comercial había fallado, y ahora nos tocaba volver para rescatar a nuestros amigos.
Teníamos que dejar de huir. Nos tocaba pelear.
¡Feliz día de Stranger Things! Hoy hace 40 años de la desaparición de Will Byers. Así que publicaré doble capítulo, ¿por qué no? Es un día especial😉
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Stranger Things // La Tercera de los Hermanos Byers
FanfictionT/n Byers. Hermana mediana de Jonathan y Will Byers. Una chica tranquila con una vida tranquila, un pequeño grupo de amigos y una familia que la quiere. Todo parece ir bien en el pequeño pueblo de Hawkins, hasta que T/n y sus amigos descubren que no...