II. LA NIÑA RARA DEL BOSQUE NEGRO

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Volví a mi habitación aún con las últimas lágrimas en las mejillas.

-T/n.

Alguien me llamaba desde el walkie talkie.

-T/n, responde. Es urgente. T/n, ¿me recibes?

-Aquí T/n - respondí, cogiendo el walkie y secándome las lágrimas.

-Tienes que venir a casa de Mike, ya.

-¿Dustin? ¿Por qué me pides que...?

-No hay tiempo. Tienes que venir, tenemos que enseñarte algo.

-¿Es sobre Will?

-Pues no, bueno, más o menos, pero... tú ven.

-Mi madre no me va a dejar salir.

-Dile que tienes mi bicicleta - intervino Mike -. Que me la tienes que devolver urgentemente porque... porque la necesito para mañana temprano.

-Veré que puedo hacer.

Suspiré y dejé el walkie donde estaba. No sabía qué podían querer enseñarme a estas horas que no pudiera esperar hasta mañana.

-Mamá, ¿puedo ir a casa de Mike? - pregunté.

-¿Ahora? No, ni hablar - respondió.

-Será solo un momento. Tengo que llevarle su bicicleta - insistí.

-Es muy tarde. No quiero que... - dijo.

No acabó la frase. Las dos sabíamos cómo acababa.

-Estaré bien - aseguré -. Ni notarás que me he ido, lo juro.

-T/n, cariño. Por favor. Mañana le llevas la bicicleta a tu amigo, pero hoy quédate en casa. ¡Mira cómo llueve! - me pidió, ya no como una orden, sino como una súplica.

-Pero, mamá...

-La acompaño yo - interrumpió Jonathan.

-Está bien. Pero os quiero en casa en una hora, ¿entendido? - cedió finalmente.

-Claro, mamá. Gracias. Te quiero.

Sonreí y le di un beso en la mejilla. Subí la bici de Mike en el maletero y nos pusimos en marcha.

Llamé a la puerta y la señora Wheeler salió a recibirnos.

-Hola, chicos - saludó -. Pasad. ¿Cómo estáis?

-Bien - mentí.

-¿Vuestra madre?

-Bien - volví a mentir. No quería tener que dar explicaciones.

-Mike está abajo. No sé qué hace, me ha dicho que necesita hablar contigo. Acabad rápido, mañana hay clase - me dijo, y se dirigió a mí hermano -. ¿Quieres algo de beber?

Oí como Jonathan rechazaba todas las bebidas ofrecidas mientras me alejaba y llamaba a la puerta del sótano. Así que no sabía que Dustin y Lucas estaban también allí. Las voces de mis amigos se oían del otro lado, pero era imposible entender lo que decían. La puerta se abrió y la cara de Mike se asomó por la ranura.

-Es T/n - anunció.

Abrió la puerta y me dejó pasar, cerrando detrás de mí.

-¿Qué tramáis, enanos? - pregunté, bajando las escaleras.

No hubo respuesta. O al menos no la oí. Solo vi a aquella niña asustada - a la que no había visto en mi vida -, con la cabeza rapada y ojos suplicantes.

-¿Quién narices es esta? - pregunté.

La pequeña no respondió.

-¿Mike? ¿Qué hace aquí?

Stranger Things // La Tercera de los Hermanos ByersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora