XXIII. EL PLAN

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Fuimos a casa de Max. Allí me senté en el sofá, entre Steve y Eddie. Me apoyé en Steve, y él me rodeaba la espalda con un brazo, pegándome a él.

-Henry Creel - indicó Nancy -. Así se llamaba el hijo de Victor. ¿Por qué?

-Porque Vecna es Henry Creel. Y no solo eso, sino que Henry Creel es Uno. Allí debió conocer a Ce, en el laboratorio de Hawkins. Ambos tenían poderes, pero no porque se los robasen entre ellos.

Les conté lo que había visto, cómo lo había averiguado. Las imágenes en la casa Creel, y un tatuaje en su brazo, idéntico al 011 de Ce. Sólo que, en el brazo del joven Henry, habían dibujado un 001.

-Me mostró cosas. Cosas que todavía no han pasado - dije. Mis labios temblaban al decirlo, todo mi cuerpo temblaba de miedo, por mucho que Steve me abrazase. Los demás me miraban expectantes, en silencio -. Había una nube, negra, enorme, que cubría todo Hawkins. El centro estaba ardiendo. Había soldados muertos. Y una… una especie de criatura gigante con… la boca abierta, y… y había otros monstruos también. Muchos otros monstruos. Como un ejército. El verdadero ejército del Azotamentes. Y todos venían a Hawkins.

No pude seguir hablando. Si aquello llegaba a pasar, era obvio que habría muertos, si es que lográbamos salvar a alguien. Aquella carga era demasiada para unos adolescentes. Sollocé y Eddie me pasó otro papel para secarme las lágrimas.

-Eh, nena. Tranquila. Solo quería asustarte - dijo Steve -. Eso… todo eso no real.

-Aún no - respondí -. Pero hay algo más. Me ha enseñado los portales. Eran cuatro, y estaban repartidos por Hawkins. Y esos portales… eran como los que hay en la caravana de Eddie, pero… no paraban de crecer. Y no era el Hawkins del Mundo del Revés. Era nuestro Hawkins.

-Cuatro campanadas - interrumpió Max. Asentí -. El reloj de Vecna. Siempre suena cuatro veces.

-Sí. Justo cuatro veces. No me había dado cuenta al principio, pero sí. Nos ha estado contando su plan desde el principio.

-Cuatro asesinatos - dedujo Lucas. Max y yo nos miramos, conscientes de que, según el plan de Vecna, una de las dos moriría -. Cuatro portales. El fin del mundo.

-Si eso es cierto… solo le queda una última víctima - señaló Dustin.

-Oh no, no puede ser, no puede ser - susurró Eddie, con la cara entre las manos.

-Venga, vuelve a llamar - ordenó Steve.

Max se acercó al teléfono y marcó. Pero los que se habían quedado en Lenora seguían sin contestar.

-¿Lo cogen? - pregunté, sin demasiadas esperanzas.

-No. Da tono un par de veces y luego cuelgan - indicó ella.

-Te habrás equivocado al marcar. Prueba otra vez - dijo Steve.

-No me he equivocado - aseguró Max, pero volvió a intentarlo.

-Bueno, pues no sé.

-Tío, como si no supiera usar el teléfono - la defendió Dustin.

-Solo digo que puede haberse equivocado.

-Lo mismo - dijo Max, colgando el teléfono.

-¿Cómo es posible? - preguntó Lucas.

-Joyce hacía telemarketing, Mike se queja de que siempre está al teléfono - indicó Dustin -. ¿Verdad, T/n?

-Sí, pero no es cosa de mi madre. Ella no está en casa, se fue a Alaska. Por trabajo - aclaré -. Además, ¿hace cuánto que comunica? ¿Tres días? No he hablado con ellos ni un solo día desde que llegué.

Stranger Things // La Tercera de los Hermanos ByersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora