Narra Yukio: Ya estamos en el colegio de Empollones. Miro a las gradas y veo a mamá sentada sonriendo.
—Yukio —se acerca Arion—. ¿Es tu madre?
Asiento y la saludo con la mano.
—¡Buena suerte, hijo! —me anima.
—Gracias —miro a Arion—. Vamos a divertirnos.
Volvemos con el resto y salimos al campo. Ni él ni JP saben lo del resultado. La verdad, es mejor así, podrían ponernos en peligro, o al entrenador.
Sacan ellos y enseguida nos hacemos con el balón. Arion se lo pasa a Riccardo y este se enfrenta al capitán del equipo rival. Me pasa el balón, y lanzo a la portería, aunque me lo paran.
El partido continua. Su delantero estrella tiene el balón y lanza. Samguk intenta pararlo pero... acaba siendo gol.
Aprieto los puños impotente. Dije que mantendría el legado. No está bien perder así, pero tampoco tenemos opción.
Narra Arion: Qué raro. Samguk debería haber podido parar ese tiró sin problemas. Igual que Yukio, que podría haber marcado.
El partido sigue y nadie hace nada. Están dejando que el colegio de Empollones tomen las riendas del partido.
—¡Arion, vamos! —me dije JP.
Robo el balón y corro hasta la portería rival, pero cuando voy a tirar, el árbitro pita el final del primer tiempo.
Ya en el banquillo, me acerco a los jugadores, especialmente al capitán Di Rigo, que está con Yukio.
—Capitán, ¿a qué estáis jugando? —pregunto.
Todos los jugadores me miran.
—¿A qué te refieres, Arion? —pregunta JP.
—Samguk podría haber parado ese tiro y Yukio tendría que haber marcado gol, pero ninguno de los dos lo hizo bien.
Los dos se miran. Yukio agacha la cabeza y se sienta en el banquillo, a beber algo de agua.
—Capitán, responde —insisto.
—Lo hacen porque tienen que perder —escucho.
Al girarme veo a Víctor con los brazos cruzados.
—¿Cómo que perder? —digo.
—¿No conoces al Sector Quinto? El resultado del partido está decidido antes de empezar.
—¿Qué? Eso no es posible. Eso no es fútbol.
—¿Fútbol? —Victor se ríe—. El fútbol que tanto quiere hace años que dejó de existir.
—Si juegas en un equipo, obedeciendo las órdenes del Sector Quinto, tienes más oportunidades para la universidad —sigue hablando Yukio—. Ya nadie juega al fútbol que la selección japonesa de hace 10 años consiguió.
—¿Y a vosotros os gusta eso? —me giro hacia él, sin poder creerlo—. Estáis poniendo triste al fútbol. ¡El fútbol está llorando!
—¿Cómo va a estar llorando? —pregunta Michael—. El fútbol no es una persona.
—Arion —me dice Yukio—, lo siento. El fútbol del Raimon que tú conoces hace tiempo que murió.
Aprieto los puños y salimos al campo. Sigo pensando que no quieren jugar así. Yukio tiene el balón, pero se lo quitan. Entonces tiran, y vuelven a marcar gol.
—¡No! ¡Eso no es fútbol! —grito—. Yukio, juega con todo lo que tienes y así no te arrepentirás. Samguk, no puedes dejar que te sigan marcando goles.
—¡¿Qué vas a saber tú?! —me grita Riccardo—. ¿Qué vas a saber sobre cómo se siente Samguk al tener que dejarse marcar gol? ¿Cómo se siente Yukio al no poder jugar con todo a pesar de todo el esfuerzo de su padre? No sabes nada, así que mejor quédate en un lado, sin molestar. El Raimon no es el instituto perfecto que tanto quieres. La cruda realidad es esta. El fútbol es un trámite en los institutos.
Narra Yukio: El capitán se ha pasado esta vez.
—Si tanto quieres jugar al auténtico fútbol —le sigue diciendo a Arion—. Entonces vete a otro país. Aquí tendrás que aguantar lo que hay.
Y sin más, sigue corriendo.
—¡Yukio, Gabi, que no pase! —nos advierte.
Los dos les quitamos el balón. JP echa a correr, y le paso el balón.
Arion no se mueve de su posición. Creo que Riccardo le ha quitado todo el autoestima que tenía. No debería haberse pasado tanto. Sólo es un chico alegre.
—Es mejor así —dice Michael—. Si no es capaz de aceptarlo, que se marche.
No aguanto más y corro tras el balón. Queda poco tiempo de partido. Bien, ya falta menos para acabar con esto.
Arion se hace con el balón y empeiza a lanzárselo a Riccardo, pero él no recibe los pases.
No sé qué hacer en este momento. Cojo el balón y Arion me pide que se lo pase. Lo hago y el lanza hacia Riccardo.
—¡Capitán! —grita.
Riccardo patea el balón, marcando contra el Empollones. Entonces acaba el partido.
Todos nos quedamos en silencio. ¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué Riccardo hizo eso? Las consecuencias pueden ser grandes si los del Sector Quinto se llegan a enterar... cosa que suele ocurrir.
Llegamos al instituto y nos reunimos alrededor del capitán.
—¿Por qué lo hiciste, Riccardo? —pregunta Michael.
—No lo sé —admite pensativo—. El balón me habló, me dijo que lo chutara.
—Todo es culpa tuya —le riñe a Arion—. Si te hubieras quedado quieto.
—Basta, Michael —intervengo—. No es culpa suya, él tiene sus ideales.
—¡Como nos cierren el club por eso te vas a enterar!
Narra Riccardo: No sé qué me pasó en el partido. Después de volver al instituto, me marcho a mi casa hasta que me llama Gabi.
—¿Pasa algo? —pregunto.
A los diez minutos llego al instituto y veo a Yukio hablar con el entrenador.
—¡Entrenador Travis! —lo llamo—. No tiene que dimitir. Es culpa mía, yo asumiré las consecuencias.
Él nos mira, y niega con la cabeza.
—Yo soy el entrenador, Riccardo —habla—. Yo asumo las consecuencias del equipo.
—Pero no es justo —cierro los ojos con fuerza.
Tengo ganas de llorar. Si tan solo no hubiera chutado y lo hubiera dejado pasar como hasta ese momento...
—Riccardo, ¿recuerdas la sensación al chutar el balón? No quiero que la olvides nunca —me dice.
Lo miro a la cara. Yukio tampoco parece saber qué hacer.
—Yukio, ¿viste ya a lo que me refería? —le pregunta.
—¿Eh? —se sorprende—. Yo... creo que sí. Tiene una mirada decisiva, como la que me cuentan que tenía él siempre. Dispuesto a no rendirse nunca.
El entrenador asiente.
—Sed obedientes con vuestro nuevo entrenador —se marcha.
Los dos nos quedamos en silencio. Yukio permanece pensativo. Claro, para él es más fácil, puede verlo en las reuniones familiares. Los demás no tenemos esa opción.
—Rayos —musito—. Vete a saber quién viene ahora.
—Riccardo —me dice mi compañero—. No podemos hacer nada. No te martirices. Es una decisión que ha tomado él.
Doy media vuelta y me marcho a casa de nuevo, frustrado y sin encontrar sentido al chute del partido.
Es todo culpa suya. El entrenador ha tenido que dimitir por culpa de ese chico. Pero entonces, ¿por qué lo metió en el equipo? ¿Y qué es eso de que recuerde la sensación?
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La revolución del fútbol
FanficEl instituto Raimon se enfrenta al Sector Quinto tras la llegada de Arion Sherwind. Yukio ve en su nuevo compañero cierto parecido con una persona muy importante para él y decide seguirle. Echa de menos poder jugar con libertad, como cuando era pequ...