Capítulo 68: Abandono.

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Narra Yukio: Como siguiente parada tenemos el cretácico.

JP es el único que parece emocinado. Eugene y alguno más se mueren del miedo y Barry, Feo y yo directamente no lo entendemos.

—¡¿Cómo vamos a ir a por el aura de un dinosaurio, pedrusco?! —Barry se le encara—. ¿Es que acaso crees que podremos presentarnos allí y decirles: hola, somos del futuro, dadnos vuestra aura para salvar el fútbol?

—¡Cuida tu tono, mocoso! Si has podido ir a por Cleopatra puedes ir a por un dinosaurio.

—Es distinto —Barry bufa—. Cleopatra era una persona. Per-so-na. Los dinosaurios no nos entenderán.

—Lo dices como si hubiera que pedirles permiso —añade Eugene.

—Ya os dije que era un equipo imposible —el tono de David parece ofendido.

Ilek y yo cambiamos una mirada y nos encogemos de hombros. ¿Por qué no? Nos hemos metido en mitos, fuimos a por dos emperadores de Egipto… Un dinosaurio no es nada para nosotros. ¿O sí?

—En el peor de los casos lo habremos intentado —Goldie agarra del brazo a Barry— y puede ser divertido.

Barry aparta la cara, pero se encoge de hombros. Ilek me lanza esa mirada suya: son pareja.

Niego con la cabeza. Hay algo más entre ellos.

Nada más salir de la caravana, en el cretácico, nos atacan unos dinosaurios. Todos salimos corriendo, pero JP protesta y se cae al suelo. Arion corre a por él, y veo a Barry sacar el dispositivo esfera de fútbol de su bolsa y lanzarlo al aire.

—¡Aaaah! —se escucha.

Nuestro amigo se detiene, el balón rebota en el suelo, y queda quieto. Una silueta sale por el aire, es…

—¿Un triceratops? —se sorprende Eugene

—Y un niño —Ilek entorna los ojos.

Me fijo bien. De encima del triceratops hay un chico de cabello revuelto, y ojos grandes.

—¡Aaah! —dice.

El otro dinosaurio le contesta, y echan así unos segundos. El chico baja del dinosaurio de un salto, y tanto el triceratops como el que casi aplasta a JP se marchan.

Ilek me pellizca la mejilla, a lo que la miro mal. Realmente mal.

—¿Te dolió, Yuky?

—Sí —gruño—. ¿Por qué lo has hecho?

—Tenía entendido que en el cretácico no había seres humanos —señala el chico.

—Y no los hay —escucho a Fei—. Es una anomalía.

—Perdonad a mi amigo —dice el chico—. No está acostumbrado a ver a otros como yo por aquí.

—No me extraña —murmura Barry.

Arion nos presenta. Resulta que el chico ha vivido aquí y se ha criado con los dinosaurios. Nos lleva a su “casa”.

Tenemos que trepar por dinosaurios, caminar mucho, y seguir caminando, hasta que por fin nos encontramos en una cueva.

—¡Eh! ¡Boss! —grita ese chico, que resulta llamarse Sor.

Se oye un gruñido, Barry frunce el ceño y se coloca delante de Fei y Goldie. Ella rueda los ojos. Ilek, al verlos, me planta delante de ella como si fuera su escudo.

Un dinosaurio sale de la cueva. Es… el mas raro que he visto en mi vida. Es como un tiranosaurio, solo que de color azul y más grande y agresivo. O al menos esa es la idea que me da. Intento esconderme detrás de Ilek, pero ella me tiene agarrado del brazo y me impide moverme.

—¿Qué dinosaurio es este? —pregunta Barry, igual de asombrado que los demás.

—Es Boss —sonríe Sor—. La mamá de Big.

Antes de poder preguntar, ni abrir la boca siquiera, sale otro dinosaurio igual que ese monstruo, pero más pequeño y adorable. A JP le brillan los ojos de la emoción de conocer un dinosaurio nuevo, porque, a juzgar por su cara, tampoco sabe qué es Boss.

Vamos a dar un paseo con esos tres por la zona. Sor nos enseña sus sitios favoritos. En medio de una explanada sacamos el balón y nos ponemos a jugar al fútbol todos juntos. Boss y Big discuten por algo, y al final el pequeño se une a la pachanga.

Mientras, Barry mira ceñudo a todos lados.

—Esto no debería estar pasando —gruñe—. Se supone que son dinosaurios, no pueden entendernos, y menos jugar al fútbol

Me encojo de hombros. Sí, realmente esto debe de ser un sueño… si no fuera porque el pellizco de Ilek de hace un rato me dolió. Mira que es bruta la señorita Cleopatra.

El balón se nos escapa. Big corre a por él como si fuera un chiquillo yendo a buscar su pelota perdida. JP y Arion van con él, mientras los demás esperamos aquí a que vuelvan. Fei y Barry se acercan y hablan, con un tono lo bastante bajo para que los demás no nos enteremos. Asienten, niegan y vuelven a asentir. Al final, Bary resopla y se sienta.

—¿Pasa algo? —le pregunto a Fei cuando vuelve.

Niega con la cabeza y una sonrisa.

—No te preocupes, estábamos hablando de Sor… y del siguiente partido. Le sigue doliendo el pie, pero es tan tozudo que quiere jugar. Dijo algo sobre que no sabe cuándo será la última vez y todo eso.

Antes de poder añadir nada, escuchamos un ruido: un grito humano. Nos ponemos en marcha con rapidez asombrosas, aunque no tan rápido como Boss. Ese enorme dinosaurio sale corriendo a grandes zancadas, entre gritos. Seguramente sean avisos hacia los demás dinosaurios.

Nos cuesta un poco por el terreno desigual y las laderas de las montañas, aunque Sor nos va guiando, delante.

—¡No! ¡Animal! —grita.

Tras un momento de duda, en el que nos detenemos, llegamos hasta donde están nuestros amigos. Big está a un lado, cerca de Arion (con el balón en la mano) y JP. Ambos miran incrédulos a Boss enfrentarse a los cuernos de un triceratops. Sor le grita para que se aparte, pero Boss, la muy tozuda, sigue a pie de cañón.

—Si se aparta —dice Barry en un tono bajo, y delante de Goldie y Fei— su hijo, Big, morirá. Lo va a defender con su vida.

—Lo va a defender como defiende una madre a su hijo —añade Goldie, y ambos se miran.

Frunció el ceño. Estos dos… No. Imposible. Son de la misma edad. Aunque eso explicaría el comportamiento de Barry, de sobreproteger a Goldie…

Sor le roba el balón a Arion y se lo lanza con fuerza al triceratops, que acaba huyendo. A pesar de ser un chico bastante canijo, se ve peleón y ofendido.

Boss cae al suelo. Todos nos sorprendemos. Big sale corriendo hacia su madre. Pero nosotros nos quedamos quietos, incapaces de acercarnos.

—Boss… —murmura Sor—. La ha matado.

Narra Barry: No me lo puedo creer. Venimos a por el poder de un dinosaurio que creía que no existía. ¡Y el muy oportuno muere antes de poder coger su poder! A ver ahora el pedrusco qué decide hacer.

—Pasaremos la noche aquí mientras lo decido —habla.

Frunció el ceño. Bueno, puede que sea lo mejor. No podemos irnos sin más, rendirnos. Tengo que ayudar a los chicos como sea. Y aún tenemos que descubrir qué hace Sor aquí. Es un humano y no debería aparecer en el cretácico.

Narra Fei: No puedo dormir, así que me levanto y veo a Big solo, en un lado, llorando. No lo dudo y me acerco a él. 

Me siento a su lado y ambos nos quedamos mirando a la nada. No acabo de entender por qué estamos en el cretácico, ni que pretende David, pero no hay alternativa. Tenemos que ser más fuertes y claro, no podemos abandonar ahora a Sor y a Big.

—Tus padres no te han abandonado, Big —murmuro—. Sé que es duro perder a alguien, pero al menos no te han abandonado. Te ha salvado y seguirá protegiendote aunque no la veas.

«A mí, sin embargo, sí me han abandonado. Porque me tienen miedo».

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⏰ Última actualización: Jul 01 ⏰

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