Capítulo 47: Tokki, el jugador conejo

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Narra Yukio: Tokki se coloca frente al balón, sin dejar ver a Brown, aunque no parece muy molesto. ¿Los duplicados sentirán emociones?

—¡Ahora! —grita Barry—. ¡Tokki, juguemos al fútbol!

—¡Sí! —responde el pequeño.

Da varios saltos pequeños. Parece mucho más confiado que antes.

—Esta es mi supertécnica —habla—. ¡Liebre Saltarina!

Y de la nada salta muy alto, devolviendo el balón con los pies. Su supertécnica me recuerda un poco al salto incandescente de JP.

El balón sale rebotado hacia Barry, que chuta sin pensarlo dos veces.

—¡Jotun! —exclama Barry con su propia supertécnica.

A Hotel no le da tiempo de reaccionar y acaba siendo gol.

—¡Toma ya! —salta JP, alegremente—. ¡Qué pasada! ¡Cómo mola tu supertécnica, Tokki!

Él se sonroja bastante. Barry vuelve a su posición, y le revuelve el pelo a su amigo.

—Bien hecho, Tokki —le felicita—. Muy buena defensa.

—Gracias, Barry —sonríe contento—. Vamos a ganar este partido, ¿verdad?

Él asiente confiado.

—Por qué poquito se vienen arriba —habla Beta—. ¡Acabad con ellos!

El partido se reanuda. Mike vuelve a tener el balón, pero esquiva a todos los jugadores sin darnos opciones apenas. Llega a la portería y nos marca gol.

Cubren a Barry todo el rato para que no pueda usar bien a Brown.

Al acabar la primera parte, vamos perdiendo tres a uno.

—Maldición —gruñe Barry—. Dejé que nos marcaran dos goles.

—No te preocupes, Barry, volveremos a marcar —le anima Tokki.

Él sonríe. Sin embargo, el ambiente del equipo está algo decaído. No somos capaces de ganar al Protocolo Omega 2.0 aún siendo 10 jugadores bastante fuertes…

—Uy, pero qué caras lleváis —dicen.

Miramos hacia la entrada del campo. Allí está el señor Evans.

—David —murmura Jude—, ¿vas a ayudarnos?

Él sonríe y nos mira a todos.

—¿Qué os pasa? ¿Os marcan dos goles y ya os venís abajo? ¿Qué clase de Raimon es este?

—No podemos hacer nada. Son demasiado fuertes —protesta Ryoma.

—Si es que… —niega con la cabeza—. La clave para la victoria es 3D.

Y con esas palabras termina el descanso.

Los siguientes diez minutos los pasamos pensando en qué significa eso del 3D. Al final, Arion descubre una manera de darle sentido y remontamos los dos goles.

—¡Qué guay! —exclama Tokki dando saltos—. Yo no me quedaré atrás.

Mike le pasa el balón a Lima, y él echa a correr regateando a todo el mundo. Llega frente a Tokki, pero este le frena.

—De aquí no vas a pasar —exclama—. Liebre saltarina.

Le quita el balón pasándoselo a Barry, quien corre con él. Pero esta vez, Tokki sube al ataque. Barry le pasa el esférico y Mike lo rodea junto a Beta.

—Mocoso, deja de meterte en nuestro camino —le suelta ella.

—¡No! —protesta Tokki—. ¡Escuadrón de conejos!

Usa otra supertécnica. De alguna manera, varios conejos aparecen de la nada y opacan la vista de sus rivales, así que Tokki pasa sin problemas.

—Increíble —murmuro.

—Yukio, despierta —me llama Njord—. Nuestra supertécnica, vamos.

Corro hasta estar a su lado. Tokki me pasa el balón y yo a Njord, quien lo eleva en el aire.

—¡Doble ventisca eterna! —chutamos a la vez.

Sin embargo, no nos sale bien. El portero lo detiene sin problemas y yo caigo al suelo.

—No salió —bufa Njord y me ayuda a levantarme.

—A la próxima —sonrío.

El partido sigue a nuestro favor. Beta se cansa, y les transmite poder a sus compañeros, lo que hace que sean mucho más fuertes. Atacan a Barry, Tokki y Fei sin contemplaciones, dispuestos a lesionarnos.

—¿Por qué juegan así? —pregunta Njord.

—Porque quieren hacerles daño —responde interviniendo entre Beta y Tokki—. No dejaré que le hagas daño.

El niño nos mira con sorpresa. Beta me lanza el balón, dándome en el estómago, pero yo aguanto.

Sin embargo, no sirve de nada y acaban marcando diez goles más. Beta se hace con las enseñanzas del maestro, y apunta a David Evans con el dispositivo esfera.

—Tu existencia no es más que una carga para nosotros —dice con tono afable, y de la nada vuelve a su tono de chica loca—. Por eso te haré desaparecer.

La misma luz que rodeó a Mark rodea ahora a su abuelo. Arion y yo corremos a salvarlo, mientras Fei y Barry ayudan a Tokki, que está en el suelo.

—¡De eso nada, monada! —exclama David brillando con fuerza.

La revolución del fútbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora