Capítulo 4: Papá

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Narra Yukio: Tan pronto como llego a casa veo a mamá hablar por teléfono.

—Sí, ya está aquí —me indica que me acerque y allá voy—. Es Shawn. Ya llegó a Hokkaido.

Asiento, aunque sin demasiadas ganas.

Hablamos un rato. Él me felicita por el partido, aunque dice que le apena que hayamos perdido. Luego nos vamos a cenar, y recibo el aviso. El entrenador Travis ha dimitido. Salgo corriendo de casa para saber qué ocurre.

Ahora vuelvo a casa. Sólo quiero encerrarme en mi cuarto y llorar.

Abro la puerta, y mamá me da un abrazo, que correspondo sin pensarlo dos veces.

—Se ha ido —murmuro entre sollozos.

—No te preocupes, hijo, volverá con vosotros —se separa—. Hubo una vez que también tuvo que irse de su equipo para protegerlo. Tu abuelo es una persona muy inteligente, no podrán con él tan fácilmente.

Conozco la historia del instituto Cherrybloom desde hace tiempo. Después de una pelea entre sus jugadores y los de la Royal Academy, el entrenador Travis tuvo que apartarse del equipo Cherrybloom, para que ellos no sufrieran las consecuencias. Volvió para la selección de hace 10 años, y desde entonces nos entrena a nosotros, los del Raimon.

Al día siguiente, en la hora del entrenamiento, decidimos estar fuera. Michael parece muy molestos con los chicos nuevos por lo ocurrido, especialmente con Arion.

Entiendo su frustración, pero no es justo que se lo eche todo la cara. Fue el entrenador quien decidió irse, Arion no tiene nada que ver, ¿verdad?

Papá, si me ves desde donde estés, espero que estés orgulloso de mí. Escucho el ruido de un balón al chocar contra alguien, y veo a Ariom tirado en el suelo. Rápidamente voy hacia él, y le ayudo a levantarse.

—¿Por qué le ayudas? ¿No ves que todo pasa porque está aquí? —me grita Michael.

—No podemos lesionarnos entre nosotros —le digo—. Sea quien sea nuestro entrenador somos un equipo. ¿Dónde está el espíritu del Raimon?

—¿Qué espíritu? El entrenador Travis se ha ido y no sabemos a quien van a poder.

—Seguramente sea alguien directo del Sector Quinto, tú. Y no creo que sea tan bondadoso —añade Wanchang.

—Venga, chicos, ¿a vosotros os gusta el fútbol o no? —insisto—. Si estáis en el equipo es para jugar al fútbol, independientemente de quién sea el entrenador.

—Ya, eso lo dices porque tú puedes ver a Travis cuando quieras —me suelta Michael ofendido—. Nosotros no tenemos la oportunidad de hacer comidas familiares con él.

Me quedo en silencio unos segundos. ¿Tantos celos tienen de mí? No es posible. El entrenador casi no me hacía caso.

Aprieto los puños frustrado. Arion se coloca a mi lado y sale al paso con lo que puede.

—El Sector Quinto no nos va a decir cómo debemos entrenar. Haría llorar al fútbol.

—¡Que el fútbol no es una persona! —Michael lo agarra de la camisa y rápidamente voy a separarlos.

—Michael, para. No debemos pelear entre nosotros.

—¡Quita! —me aparta.

—¡Para! ¡Este no es el espíritu del Raimon! —grito enfadado.

Todos me miran. Me doy cuenta de lo que he hecho. ¿Cómo me van a hacer caso? Michael está enfadado, ¿por qué debería hacerme caso y parar la pelea?

La revolución del fútbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora