El siniestro

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La oscuridad...

Gritos de dolor rebotan en mis oídos mientras torturaba a la persona que tengo al frente, estoy verdaderamente harto de estas basuras que lo único que hacen en este mundo es estorbar.

Se trataba de Mikhael Smith, un negociante de baja que lo único que hace es ir a los bares a apostar en vano y gastar dinero que no tiene, masturbándose viendo a las mujeres de allí dentro y tocarlas sin su permiso y en casos aún más extremos violarlas. Maldita escoria, gente como él solo sirve para ser torturados. Llevaba dos horas sometiéndolo a este dolor y cada vez que gritaba, más eran mis ganas de seguir.

Mientras me suplicaba a gritos débiles clemencia, tome la pistola y le dispare en su polla mugrienta, su pecado era haber manoseado a una chica del lugar, como esta no se dejó, le dio una bofetada tirándola al piso. Una chica que apenas era una niña tenía diecinueve años que por voluntad propia y por escaso dinero decidió trabajar en este bar. Pero esa no era la razón para tocarla sin su permiso. El bar es de un conocido mío, pero me dejo a cargo el lugar y como buen cuidador desaparecer pedazos de mierda es mi especialidad.

A últimas súplicas lo mate y, acabe su sufrimiento.

La puerta se abrió y de ella entraba Simón, mi hermano, no de sangre, pero sí de experiencia.

— Veo que lo disfrutaste — Me dice parándose al lado mío y mirando a la basura tirada en el piso.

— Puede ser, ¿Qué quieres? — Le dije con fastidio, tomando mi arma y limpiando la sangre que tiene. — Siempre que vienes a fastidiarme es porque tenemos malas noticias.

— Qué buen adivino eres, sí, tenemos problemas y se trata de Dimitri — Me dice poniendo una cara seria — El cabrón no sabe en lo que se mete y con quien. Se ha robado el dinero que le prestamos, no paga hace meses y lo único que hace es ponerle excusas a Morgan. También me he enterado de que fue cómplice en el secuestro de Anne, la niña de diez años que buscábamos hace dos meses. — Menciono finalmente.

— ¿La niña murió? — Solté enojado en dirección a Simón.

— Si – Se limitó a decir. — Teníamos todo planeado para poder salvarla, infiltrarnos en este mundo de porquería no es fácil. Dimitri se enteró de los planes que teníamos, también de quienes somos — pronuncio — Le dijo a su jefe y la mato a sangre fría.

— ¿Tienes su ubicación? — Le pregunté enojado, como carajos se dejaron descubrir de semejante imbécil.

— No, tiene la habilidad de desaparecer fácilmente el hijo de perra — Me dice. — Aunque miramos las cámaras de seguridad y posiblemente esté en la zona roja, cerca del mercado negro que lideras a veces.

 — Bien, ya me hago una idea de donde está, sea como sea encontraré a ese hijo de puta y lo haré pagar, así sea debajo de las malditas piedras. — Le dije guardando mis armas y preparándome para salir — Encárgate de desaparecer esta cosa — Señale el cuerpo desangrado y tieso que teníamos a nuestros pies.

— Con gusto limpio tu desastre — Me dice y yo me fui de la habitación — ¡Buena suerte! — Me grita Simón satisfecho — ¡Espero que no te rompas una pierna maldito!

La zona roja es donde se centra la prostitución y negocios turbios, donde van los corruptos más mierda del país, economistas, alcaldes, ministros, directores y en algunos casos dueños de empresas reconocidas, esos de los cuales veneran y piensan que nunca estarían en un lugar inmoral, pero la realidad es que son los peores depravados que pueden existir.

La zona roja es casi como el mercado negro, el cual tratamos de fingir liderarlo los cuatro, Solo estamos aquí adentro para proteger y salvar a personas que no son una amenaza para esta sociedad de mierda; mujeres, niñas, niños y hombres que son secuestrados para la prostitución y venta de personas o de órganos.

Tentación siniestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora