Tentación siniestra

Un reencuentro inesperado

"Su obsesión por ella era como estar atrapado en un sueño etéreo, donde cada pensamiento y suspiro estaban tejidos con la delicadeza de las alas de un ángel y unos ojos verdes. Cada gesto, cada palabra, resonaba con una devoción tan pura y ferviente que parecía estar bajo el hechizo de una presencia divina, iluminando su mundo con una luminosidad que solo un ángel podía ofrecer."

La hermosa luz y la malvada oscuridad.

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La presión en mi pecho me nubla la vista al recibir la noticia, me imaginaba de todo menos enterarme de que mi hermana estaba en el salón principal, mucho menos viva. Me preparaba mentalmente para que alguien me dijera que estaba muerta, que su cuerpo lo encontraron tirado en un bosque, alcantarilla, o en otros lugares que no podría imaginarme.

Como era de esperarse, inmediatamente corrí al salón principal sin esperar a los demás, el corazón me retumbaba el pecho, mis piernas temblaban y empezaba a dolerme la cabeza, no sabía lo que sentía, si felicidad, tranquilidad o miedo. Tenía miedo de volver a verla y que ya no sea la misma, que hayan cortado partes de su cuerpo, o peor, que tenga traumas que me obliguen a interceder por ella, buscándole ayuda profesional o incluso algo peor.

Estaba detrás de la puerta, me llené de valor para tomar la manija y entrar, las manos me temblaban y mis pensamientos me iban a hacer llorar, en el momento en que entre, lo primero que vi fue a mi hermana sentada en el enorme sofá, a su lado estaba Simón, la tenía abrazada contra su pecho, mientras acariciaba su ahora largo cabello negro, mi hermana Karolyne no había notado mi presencia, tenía sus ojos cerrados y temblaba, respiraba entrecortado y se apoyaba de Simón.

Por otro lado, Simón noto mi presencia y me dedico una media sonrisa, intento separarse de mi hermana para que así ella pueda notarme, pero ella se pegó más a él, mientras tanto yo estaba parada como una estatua sin poder moverme, mi respiración se ponía cada vez lenta, necesitaba calmarme, necesitaba que mi hermana me mirara.

— Hermana... — Hable en un corto sollozo, no podía llorar, temía asustarla.

Karolyne de pronto dejo de moverse y subió rápidamente su cabeza, Simón le susurro algo en su oído que lo interprete como un todo está bien, es ella. Mi hermana se separó de Simón y se levantó lentamente, permitiéndome ver a la nueva Karolyne que tenía frente a mí.

Mi hermana tiene algunos rasgos iguales a los míos, solo que un poco mayores, su cabello que antes era corto, ahora le llega por su cintura, sus ojos color miel y a la vez verdes estaban rodeados de unas ojeras no tan notables en su pálido rostro, su rostro... está más delgado, ella está más delgada, lágrimas resbalaban por sus mejillas, estaba temblando, vestía ropa ancha color marrón, quiero deducir que esa ropa se la había visto a Simón... no tenía cicatrices en su cara, solo un leve moretón, no lograba ver el resto de su cuerpo, pero estoy agradecida por verla entera, mi hermana se veía diferente, pero ella siempre ha sido hermosa, nunca dejaba ese brillo que le resaltaba.

No pude soportar ni un segundo más y me lancé sobre ella abrazándola, tanto tiempo y había olvidado su rostro, estaba por completo cambiada, delgada, temblorosa, sin saberse que fue lo que le sucedió, que le hicieron, si la maltrataron o algo peor.

Sufría de solo imaginarme esos escenarios.

Un leve jadeo por parte de ella me hizo terminar mi acción y darme cuenta de que ella no me estaba abrazando, estaba por completo congelada, las lágrimas que ahora contenía en sus ojos se derramaban, permitiéndome ver sus maravillosos ojos que ahora lucían apagados, sin brillo, me la habían apagado, me habían lastimado al ser que he amado desde que tengo memoria, la que me ha cuidado como una madre, esa seguridad que admiraba de ella ya no estaba.