Desarrollo perverso

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Alimentarme de tu pasión.

Yo, renací de la noche.

Solo tú.

Tú eres lo que me motiva a existir.

Te fuiste.

Pero sigo sentado esperándote.

No te había dicho esto cuando estabas a mi lado.

Pero...

Te amo.

Te amo.

Te amo.

Palabras de una deseperación.

-

-


Luego de ayudar a Erika en la misión, me dedique a ir al hospital porque tenía pacientes que me necesitaban, la misión estuvo lamentable; ver a todos esos niños, desnudos y mal alimentados me hizo revolver el estómago. Soy doctora, es normal en mi trabajo ver a cualquier persona fallecer, pero ver la desgracia en la que permanecían esos niños me hizo admirar un poco a Samael, quien se dedica arduamente en salvar a estas personas.

Me hizo reflexionar un poco, pero algo nuevo creció en mí, y es ayudar, trabaje duro para poder seguir en las misiones y salvar la vida de estas personas.

Como lo había dicho Samael, los niños me agradecieron, un poco miedosos, pero ver sus ojos volver a brillar con ese rayo de esperanza me dio una satisfacción enorme en mi pecho, ignorando el hecho de que vi como otras personas murieron, ya que las mujeres de Erika tuvieron matar a quienes mantenían encerrados a esos niños. No me acostumbraré a ver a la gente agonizar por cortadas o balas.

Erika me dice que me ponga a pensar en todo el daño que han hecho, y se me pasa, así que solo me quedo callada y dejo que continúen, aunque Samael me está enseñando a disparar y a luchar, en la misión de hoy no toque a nadie, solo me dedique a abrir las jaulas y sacar a los niños.

Me sorprende un poco ver hacia donde se los llevaron, a los centros de protección de Samael. No tenía idea de esto, Christa me comento que Samael compro y construyo estos centros, especialmente para las personas que vienen de las zonas bajas, como el mercado negro y la zona roja, que fue el lugar en donde tuve mi primera misión (la zona roja).

«La zona roja no es tan macabro como lo es el mercado negro» dicho por Erika, quien estuvo viviendo en un burdel obligada por su captor. Sin embargo, supo cómo salir de ahí, eso es algo de admirar. Le doy un poco la razón, en la zona roja se ve más la prostitución, pero sigue siendo igual de macabro cuando ves a niñas de trece años haciéndole sexo oral a viejos depravados.

«El mercado negro es el verdadero infierno» «Puedes ver en estas zonas toda clase de personas, políticos, empresarios, sacerdotes, padres vendiendo a sus propios hijos, etc. Pero mayormente ves a políticos y viejos con dinero, queriendo comprar a alguna persona para convertirla en una muñeca sexual que cumpla todas sus fantasías de mierda»

«La humanidad... son los verdaderos demonios, Alessandra» «Tenle miedo a los vivos antes que a los muertos»

Todas esas palabras tan llenas de verdad.

Toda esta maldad solo hará que verdaderamente nos pudramos.

Sacudo mi cabeza y me concentro en el papeleo de un paciente, quizás así pueda distraerme, pero no lo logro cuando mi vista se fija en el pequeño portarretrato puesto en mi escritorio, justo al lado de unos libros de medicina. En él se ve una foto de dos mujeres sonrientes, ignorantes de la verdadera maldad de este planeta, solo estábamos pendientes de cuando sería mi graduación, mi hermana y yo éramos tan felices y ahora... no sé nada de ella.

Tentación siniestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora