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Cuando entra en personaje, siente la valentía y seguridad que necesita en la vida real. Su ego se eleva hasta las nubes, se cree intocable, la mujer más atractiva del planeta, alguien que hace lo que quiere, alguien que enamora a todos con solamente caminar, una autentica reina sin tiempo que perder. O es la presencia de Brian lo que lo hace conectar con su lado más femenino y seductor. 

Es en el momento más especial de su presentación, donde da un giro, y un segundo después, al incorporarse, choca contra el pecho de alguien más. Sube la mirada con pánico, con intención de disculparse, pero se traga sus palabras en cuanto ve el rostro de Brian al frente suyo. Un estremecimiento le recorre el cuerpo entero en cuanto sus miradas se encuentran. El público intensifica sus aplausos y silban para animarlos. Tras unos segundos inmóviles, May extiende la mano, a modo de invitación, y Roger, mejor dicho Rogerina, acepta. 

Ambos conectan de inmediato, fluyen con la música a pesar de continuar tensos por su último encuentro. Recuerdan muy bien el sabor del otro, la sensación de sus bocas uniéndose, la sobrecarga de energía que los estremeció. No pueden ignorarlo ni tampoco olvidarlo por más que quieran, es algo que quedará marcado es sus pieles permanentemente. Roger se distrae pensando en eso, el temor hace que no preste atención a sus pasos, la vergüenza está dejando su mente en blanco poco a poco. 

Está saliéndose de su papel, lo mejor sería dejar las distracciones para otro momento.  ¿Qué haría Rogerina? Ella seguiría provocando y demostrando que tiene el control absoluto de la situación. Seguiría seduciéndolo, y eso es, precisamente, lo que hace. Voltea, inclina ligeramente la espalda, mira por encima de su hombro y mueve las caderas en círculos muy lentamente, prácticamente contra la entrepierna del mayor. 

Fue un segundo, un segundo en el que Brian no supo reaccionar, donde simplemente se paralizó y perdió su confianza. De repente ya no se siente tan seguro como antes, se siente observado y a la vez nervioso. Ella sabe como desorientarlo en tan solo un parpadear de ojos.

Aquello es inmoral y lo sabe, no forma parte del baile, debe ser sutilmente sensual, no erótico. Pero no le importa, porque enloquece al público y enloquece a Brian aunque no lo admita. Si puede ocasionarle al rizado una erección, lo hará, aunque estén en público, aunque lo avergüence. Debe saber que nadie puede provocar a Rogerina sin recibir un castigo a cambio, porque es ella quien los pone en su lugar, es ella quien les destroza el orgullo. Ella sabe que es irresistible, sabe lo que provoca, y puede jugar con eso a su antojo, sin preocuparse por lo que piensen los demás. Si Freddie estuviera ahí, entre el publico, probablemente se pondría de pie y aplaudiría, sintiéndose orgulloso por ese atrevimiento aparentemente inofensivo pero altamente provocador para el rizado. 

Taylor continúa el baile como si nada, Brian trata de seguirlo pero se le dificulta, su mente sigue vagando en sus pensamientos. Al momento de terminar, todos los felicitan con aplausos y silbidos. El dúo sonríe, todavía agitados y con la respiración pausada. Pronto el resto de bailarines vuelven a la pista, e incluso algunos de los invitados se animan a bailar también. 

La música se vuelve más lenta. Brian permanece con la mirada perdida, tratando de normalizar su respiración. Unos dedos finos se posan sobre su mandíbula con cuidado, obligándolo a voltear. Se encuentra con aquellos ojos azules una vez más, que lo miran con añoranza. Ella acomoda su posición justo en frente de él, May observa como entrelazan sus manos y la toma por la cintura intuitivamente. Bailan de nuevo, solo que ahora es más lento y relajado, ahora tienen todo el tiempo del mundo para admirar las facciones del contrario en silencio. 

—Ten una cita conmigo. —dice Brian de forma inesperada, sin quitarle los ojos de encima. Roger sonríe y luego ríe. Aquello es música para los oídos de Brian. 

midnight dance; brian may & roger taylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora