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Roger se mantiene pegado a la ventana, esperando con inquietud, viendo las calles con impaciencia mientras su talón golpea el piso frenéticamente. 

Todo el ambiente está tenso, hay un silencio incomodo entre los tres, ninguno se atreve a decir una palabra, fingen estar concentrados en acomodar las pertenencias en las maletas y esconden su claro miedo de dejar la casa abandonada.

Taylor ve un coche detenerse en frente del departamento, su aliento queda estancado y luego reacciona. 

—Es él. —avisa para posteriormente salir del lugar. 

Lola lo ve marcharse y cerrar la puerta. Se pone de pie para dirigirse a la ventana y buscar el auto, pero Freddie la detiene antes de que consiga espiar.

—Lola, ven aquí. —dice, indicándole que necesita ayuda con el equipaje. La pequeña obedece y da media vuelta para regresar.

 Roger llega a la calle con el corazón latiendo violentamente. Sus ojos se abren de par en par y exhala con alivio al ver a Brian, quien lo abraza fuertemente antes de que pueda decir algo, intentando demostrarle que lo apoya y que no lo dejará solo. Taylor se separa antes de que algún desconocido empiece a verlos mal o insultarlos, aunque es de noche y no hay nadie caminando por la calle. 

—No sé como agradecerte todo lo que estás haciendo por mí. —dice Roger, soportando el deseo de arrojarse a sus brazos y besarlo bajo la luz de luna, después de haber estado tanto tiempo sin verlo. 

—Haré lo que sea para que estés bien. —responde, con una sonrisa que cautiva aún más al rubio.

Roger mira a sus costados, verificando que no hay nadie cerca, y se acerca con rapidez para darle un beso fugaz. Se separa poco después para evitar que Brian continúe, sonríe y da media vuelta para volver con el equipaje, May lo sigue pero el contrario lo detiene.

—Yo iré, espérame aquí. —avisa, a lo que Brian asiente y lo deja marcharse. 

Avanza con precipitación hasta el ascensor. Mientras éste se eleva, Taylor exhala un suspiro y apoya la cabeza contra las paredes del elevador, con la mirada fija en el techo a la vez que su mente vuelve a ser asaltada con miles de pensamientos al mismo tiempo. ¿Acaso Dominique los encontrará eventualmente? ¿Qué tan probable es que intervenga la policía o el resto de la familia? ¿Cómo será la vida de ahora en adelante, si no pueden salir a la calle por el miedo a ser descubiertos?

No encuentra una respuesta clara y eso es lo más frustrante de todo, pero cuando las puertas se abren los pensamientos se disipan casi por completo, dándole la oportunidad de llevar a cabo el protocolo. Roger irrumpe en el lugar nuevamente, todo está casi vacío, tal como cuando habían llegado por primera vez. 

—Vamos. —avisa con aires de nostalgia al visualizar su hogar próximo a ser abandonado. 

Toma a Lola de la mano mientras que con su derecha se encarga de llevar una maleta. Freddie los sigue, con el equipaje restante. Lola voltea hacia atrás observando con tristeza como la puerta se cierra para no ser abierta nunca más. 

Encuentra extraño el hecho de vivir en la casa de Brian. ¿Por qué Roger lo había decidido así y por qué Freddie estuvo de acuerdo? Quizá porque parece el único hombre de confianza en toda la ciudad, puesto que realmente no conocen a nadie más, o tal vez porque Emily estará allí, seguramente es por eso. De modo que vivir con su psicólogo no será tan incomodo porque tendrá a Emily y eso es suficiente. 

Brian está de pie junto al auto, con los brazos y tobillos cruzados, esperando ordenes. Al verlos llegar los saluda rápidamente y se moviliza para ayudarlos a entrar el equipaje al coche. Roger le indica a Freddie que se siente adelante, mientras que él y su hija optan por el asiento trasero. Cuando el vehículo arranca, Lola se acerca al contrario y este la envuelve en un abrazo para poder calmarla. 

midnight dance; brian may & roger taylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora