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La casa era un basurero y un depósito de sustancias. Vivir allí era un infierno, no solo por la convivencia conflictiva entre la familia sino también por las condiciones en las que estaba el hogar. Un niño no podía jugar en esas circunstancias, el ambiente era oscuro y sombrío, triste y desgarrador. Desde temprana edad, los juguetes de Jimmy fueron remplazados por medicamentos, sus risas eran lloriqueos, y sus bromas eran suplicas desesperadas. 

Su madre Jocelyn había tenido un parto complicado. Fue un milagro que Jimmy naciera, las conductas de la mujer podrían haberla llevado a un aborto espontaneo, y eso no le preocupaba en absoluto. Mantuvo el embarazo en secreto, no se lo había dicho ni siquiera a su novio Mick, pero cuando la relación entre ambos estaba a punto de romperse, Jocelyn soltó la noticia del embarazo en un intento de aferrarse a Mick y sostener la relación que tanto daño les estaba haciendo a los dos. Al ser amenazado con múltiples denuncias si escapaba, Mick decidió quedarse. De mala forma, pero se quedó.

 Ella creía que el bebé podría salvar el vinculo, pero terminó por desgastarlo. Ninguno de los dos estaba interesado en cuidar al pequeño, solamente querían deshacerse de él cuanto antes, aunque Jocelyn odiaba admitirlo, porque el deseo de arreglar su noviazgo la mantenía con esperanzas. 

Jimmy lloraba constantemente debido a las peleas frecuentes de sus padres, a sus conductas destructivas, a los castigos crueles que le habían generado diversos traumas. La vida era dura, y sus progenitores le repetían que la culpa era suya y de nadie más, que esa era la razón por la que subsistían en condiciones tan deplorables. Aquella falta de atención obligó a Jimmy a cuidarse a si mismo sin la ayuda de nadie. 

Uno de los castigos más grotescos fue que Mick lo encerrara en una habitación pequeña todo el día. Únicamente salía para ir a la escuela o para ir al baño, pero esto era solamente una vez al día, al igual que la comida. Mick abría la puerta y lanzaba sobras de alimentos los cuales Jimmy devoraba en un momento. Lo tenían enjaulado y aquello le parecía normal,  puesto que toda su vida se había criado de ese modo. No podía quejarse, al menos estaba vivo.

Años más tarde, Jocelyn quedaría embarazada nuevamente, esta vez de una niña. Se la entregaron a Jimmy minutos después de haber nacido, y le dijeron que haga lo que quiera con ella porque no pensaban responsabilizarse de un segundo accidente. Jimmy la sostuvo en brazos con cuidado, le dio todos los cuidados que estaban a su alcance para que la niña creciera sana. Se esmeró en hacerla feliz ya que ella parecía ser el único destello de luz en un mundo blanco y negro. Se ocupó de cambiar sus pañales, de bañarla, de alimentarla, de hacerla dormir... Incluso fue Jimmy quien escogió su nombre: Emily.  Era su compañera, su hermanita, y la quería más que a nadie. 

La pareja continuaba matándose con una vida de drogas y alcohol. Cada vez era más difícil que se toleraran, sobretodo por el gasto que implicaba mantener a dos niños. Fue entonces que por primera vez se habían puesto de acuerdo para abandonar a los chicos. Lo decidieron luego de que Jimmy reprobara un examen y recibiera una golpiza atroz como castigo. 

Esa misma noche, Mick irrumpió en la habitación de su hijo para golpearlo hasta dejarlo inconsciente, y así lo hizo con la bebé, quien no dejaba de llorar al ver la sangre en el piso y las marcas en el cuerpo de su hermano. Con los dos desmayados, la pareja los arrojó al asiento trasero del coche mientras que ellos subieron al asiento de adelante y condujeron toda la noche hasta dar con un orfanato. Al encontrar uno,  los lanzaron al piso como si fueran muñecos de trapo, y arrancaron, dejándolos varados en el frío de la noche, con golpes severos y en completa soledad. Desde entonces nunca más los volvieron a ver. 

Fue un gran susto despertar en un orfanato sin tener conocimientos de la noche anterior, pero teniendo la certeza de que la discusión había sido fuerte, ya que los había dejado inconscientes. Pero Jimmy estaba más preocupado por su hermanita, temía que las cicatrices fueran profundas y llegaran a perjudicar su salud gravemente. Afortunadamente, recibieron ayuda medica de inmediato, cosa que los hermanos nunca antes habían tenido.

midnight dance; brian may & roger taylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora