Capitulo 3: ¿Quién pagó la deuda de Moroha?

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Advertencia: Este fanfic comenzó a escribirse a principios del 2021, por lo mismo, hay cosas que se contradicen al final del anime.

- ¡TE SALVASTE AQUELLA VEZ PERO AHORA NO!- Moroha aplicaba una fuerza que Kagome no podía entender que viniera de su pequeño cuerpo. Intentado sostener su brazo y alejarla de Kenji, se fue para atrás cuando lo inútil de su intento la impulsó lejos. Inuyasha alcanzó a sostenerla por la espalda y decidió intervenir.

- ¡Explícate, no entendemos qué pasa!

-Papá déjame matarlo.

-Inuyasha sama juro que no sé qué sucede, no recuerdo lo que la señorita me dice.- Kenji seguía sosteniendo su propia espada contra los intentos desenfrenados de la chica.

Cuando ya estaba perdiendo los estribos con la poca respuesta que recibía, el dueño de casa agarró a su hija de la cintura y la levanto como quien levanta un papel. La chica protesto golpeándolo, pero su padre logró situarla junto a Kagome quien la abrazo, ante lo que la niña no pudo imponer resistencia. Kenji por su lado, cayó en sí mismo.

-Ya, calmados. Moroha, cuenta qué pasó.

-Papá, este imbécil maldito me robo.

- ¡Yo nunca he robado a nadie, señorita!

- ¡Claro que si pedazo de idiota, me robaste y por tu culpa pase dos días sin comer, aparte tuve que limpiar la pocilga de Jyubei y rogarle que me dejara quedarme ahí en pleno invierno para no morir de frío porque no tenía dinero para un alojamiento!

La sacerdotisa no pudo disimular su rostro de tristeza y las ganas de llorar al escuchar todas las penurias de su hija. Inuyasha en cambio se erizo de pies a cabeza.

-¿Cómo pudiste maldito?-

-Señor Inuyasha, se lo ruego, no me haga nada, en serio creo que la señorita está confundida, nunca sería capaz de robar, la señorita Shiori nos enseñó muy bien, pregunte a su sobrina si quiere.

El hanyo volvió a dudar ante la postura desvalida del chico frente a él, algo le hacía pensar que no mentía, pero tampoco lo hacía su hija.

-Saben, me están cansando, Moroha tienes dos segundos para contar bien lo qué pasó, cuando, donde, todo el embrollo.

Moroha se soltó de su madre y se sentó al otro lado de la cabaña mirando al chico herido, su madre la imito y su padre, con una extraña y desconocida nueva faceta de intermediario entre adolescentes se puso al medio, listo para sostener a su hija de ser necesario.

-Este gusano endemoniado- la miko le hizo un gesto molesto con la mano a su hija, para que bajara las palabrotas- bueno, este tipo, intervino en mi trabajo, se llevó el fruto de mi esfuerzo.

-No entiendo enana, se clara-

-Me habían encomendado matar a un demonio enorme que tenía un solo ojo y un cuerpo duro que me dificulto dañarlo, estuve mucho tiempo intentado matarlo hasta que rendida decidí usar el carmín y ser Beniyasha. La cosa es que recuerdo haberlo asesinado y como el lugar era lejano pude dormirme... pero cuando estaba empezando a despertar, no vi el cuerpo de la bestia. Salí corriendo persiguiendo el olor y ahí lo vi, este sucio maldito se había robado el cuerpo y lo cargaba en sus hombros. Cuando iba a perseguirlo el maldito desapareció a toda velocidad...después estaba tan agotada que no pude cazar nada más y el invierno me detuvo. - la niña seguía sumamente enfadada, replicando a viva voz su tragedia. Kenji con ello comprendió lo que había sucedido

-Señorita Moroha, fue un mal entendido. Ahora recuerdo que sí vi aquel demonio, pero no estaba muerto, solo mal herido.

-Mentiras, yo lo asesine.

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