- ¿De verdad? Por un segundo la adolescente quedó paralizada, no se había rendido con ello (no era propio de su personalidad) pero tampoco quiso insistir mucho más.
-Sí...- Kohaku comenzó a titubear de manera obvia, quizá no era algo que debía comentar- si quieres podemos conversar-.
El jefe de los exterminadores le indicó a Moroha que lo siguiera y pidió que nadie fuera, de cierta forma luego de confesar lo que sabía, se dio cuenta rápidamente de su error. De todas formas, también reconocía que era muy tarde para arrepentirse de hablar con ella. Se sentaron frente a frente en la pequeña cabaña donde solían reunirse el hermano de Sango y sus compañeros de labores.
-Bien... creo que me precipite hablando sobre ello. Si bien sé quién fue, nunca me dijo si podría comentarlo contigo Moroha...
- ¡No entiendo por qué tanto misterio! Simplemente me gustaría agradecer a esa persona y bueno...saber por qué.-
Kohaku dudo un momento. Incómodo, se acomodó en su asiento.
-De acuerdo. Te contaré todo.
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Kagome decidió ese día preparar algo especial para su hijita. Aunque hace ya varios días había accedido a que saliera de viaje con sus primas, aun le costaba conciliar en su interior la idea. La niña se iría al día siguiente.
El viaje consistía, a grandes rasgos, a una expedición de las tres semi demonio junto a Rei, una yokai que había comenzado a entrenar a Towa hacía unos meses atrás y con la que las tres princesas crearon un lazo muy unido. La verdad es que la presencia de Setsuna y Moroha es más que nada con objeto de rememorar las andanzas de antaño: volver a enfrentarse a demonios en el camino y poner realmente en práctica sus avances personales. Setsuna accedía a ir solo porque a su madre le incomodaba menos la idea de que su hija peliplateada estuviera acompañada a que fuera sola y la joven exterminadora nunca podía negarse a los deseos de su madre. Por otra parte, la shinhanyo iba impulsada más por el deseo de la aventura. Kagome no podía culparla, ella misma había extrañado en su juventud sus recorridos por el país con sus amigos. Además, su hija era poderosa, sabría cuidarse.
-Señora Kagome, déjeme ayudarla.
Kenji sacó de sus pensamientos a la mujer, el chico de intensos ojos violetas la miraba atentamente. Por primera vez en todos esos días, sus poderes de sacerdotisa le permitieron sentir la fortaleza del poder demoníaco del chico.
-Gracias...- le entregó unas verduras las que el joven procedió a cortar junto a ella en la mesa- Kenji, siento algo muy fuerte provenir de ti, es tu energía... ¿Algo te perturba pequeño?
El adolescente se impresionó de la pregunta y volvió a mirar a su emisora. La verdad es que evitaba fijarse en sus ojos, por alguna razón la ternura de la mirada de la miko le producía un sentimiento extraño, que lo hacía sonrojarse inmediatamente. Es que, aunque la señora Kagome tendría casi cuarenta años, no aparentaba más de veinticinco...y todo porque había permanecido sellada por años en una perla mágica que mantuvo su juventud...y su abrumadora belleza.
-Ehh... no, no, no se preocupe.
-No me engañas, es imposible de ignorar tu desorden interior, al menos para mi.
-Emmm...
- ¡Confía!- ahora ella le sonreía, intentando distender el ambiente.
-Es que no quiero tener problemas, señora. - por fin el chico se atrevía a hablar...aun metido en su bochorno.
-Bien, te exhorto de lo que sea, puedes hablar conmigo...llevas varios días aquí, necesitas hablar con alguien ¿no? Sé que Moroha aún es arisca contigo, pero debes entenderla, es muy apasionada con sus cosas, pero yo sé que en secreto te estima bastante.
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La Vida Como La Soñamos
FanfictionEsta historia y los personajes no me pertenecen la historia pertenece a "Doratina" en fanfiction y twitter (@EmilyCyrine) los personajes pertenecen a "Rumiko Takahashi". Créditos a "Tokio cristal" por la portada. Moroha tiene un año, dado por sus p...