La cabaña de Inuyasha y su familia había iniciado con la flamante noticia de que Kagome tenía algunos meses de embarazo. El hanyo se despertó esa mañana con la mirada de su mujer fija en él. Algo quería. Y claro, Kagome aprovechó que iría de entrenamiento con su discípulo para pedirle que trajera telas y todo lo que encontrara de bebés. Inuyasha no entendía bien el apuro, sobre todo considerando que aún le quedaban varios meses de espera. Pero, como bien había aprendido de los años viviendo con su mujer, prefería no contradecirla con ese tipo de cosas que solo la hacían feliz. Luego del típico entrenamiento ideado por Myoga, él y Kenji recorrieron las aldeas más cercanas en búsqueda de los pedidos. En un momento se detuvieron porque ambos tenían hambre.
-No tuve tiempo de felicitarlo, maestro. Estoy muy feliz por ustedes-
-Keh...gracias- Inuyasha se sintió un poco avergonzado de ese gesto, aún le parecía curioso que la gente felicitara a la otra cuando la hembra quedaba en cinta.
-¿Qué espera que sea?-
-Siendo sincero, un macho. Y creo que el olor sí lo es. No es que las niñas sean malas, Moroha es maravillosa- Kenji en su mente no podía menos que adherir a ello- pero como solo tendremos un hijo más, sería bueno vivir esa otra experiencia.-
-Entiendo. Supongo que cualquier opción es un poco atemorizante en el buen sentido. Ser padre debe serlo.
-Bueno...sí, siempre lo es. Pero esta vez un poco menos.
-¿Por haber vivido la experiencia con Moroha?
-No, me refiero a la idea de tener un niño. Creo que sabré un poco mejor como hacerlo, desde que llegaste he sentido que he podido vivirlo. Una especie de paternidad de un varón.
Kenji no supo qué decir ante eso. Se sintió inevitablemente tan conmovido que no podía hablar.
-Oye, espero que no te haya incomodado. Tu sabes que Kagome y yo te aceptamos en nuestro hogar como uno más. Eres lo más parecido a un hijo hombre que he tenido, eres muy cercano a Moroha y apoyas en todo a Kagome. Si eso no te hace un miembro de mi familia, nada lo haría.
-No maestro. En absoluto, creo que me sorprendió un poco. Lo agradezco mucho, la verdad dudo merecer un gesto así de su parte pero prometo ser lo más digno posible.
-Por favor, no seas dramático. Es evidente que sería así.
Pero eso último el hanyo más joven no lo escucho. Kenji se arrodilló frente a su maestro con la katana en la mano. La enterró en el piso e Inuyasha se le quedó mirando con los ojos tan enormes como lo permitía su incredulidad.
-Cuando recorrí lugares buscando a mi padre, conocí un pueblo de yokais en el que existía la costumbre de que los discípulos se entregaban como fieles seguidores de sus maestros. No tengo otra forma de entregarle mi gratitud por darme un hogar y sus valiosas enseñanzas. Por favor, maestro, déjeme jurar aquí y frente a su espada y la mía que, desde hoy y en adelante, cuidaré de toda su descendencia, aunque me cueste la vida. - con un corte certero de la espada en su mano derecha, Kenji bajó la vista en espera de su respuesta.
-Yo...no sé qué decir, esto no es necesario.
-Es un gesto de honor de un guerrero frente a otro. Acéptelo, maestro.- Inuyasha simplemente no sabía qué pensar, no tenía idea de ese tipo de rituales, pero estaba impresionado por la solemnidad del muchacho frente a él. Hablaba muy enserio.
-Bien, lo acepto. No se que debo hacer- Kenji no dijo nada, acerco su mano ensangrentada y pidió que Inuyasha sacará su espada. Cuando lo hizo, recorrió todo el filo de colmillo de acero con su sangre.
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La Vida Como La Soñamos
FanficEsta historia y los personajes no me pertenecen la historia pertenece a "Doratina" en fanfiction y twitter (@EmilyCyrine) los personajes pertenecen a "Rumiko Takahashi". Créditos a "Tokio cristal" por la portada. Moroha tiene un año, dado por sus p...